César respiró en su cuello, sus ojos verdes, que se habían vuelto dorados, ardían. Sabía por qué estaba en ese estado.
Al igual que la última vez, la estaba perfumando, decidido a eliminar por completo el aroma de Dimitri en ella.
Esta vez, se aseguraría de que durara más que solo una semana porque no solo la perfumaría, sino que también marcaría el aroma en ella.
Eso durará y debe durar tanto como sea posible.
Cómo deseaba que ella pudiera darse cuenta de lo que él le estaba haciendo. Si solo ella entendiera que le pertenecía y que su aroma estaría en todas partes de ella, nublando sus sentidos... qué impresionante sería.
La primera y única pareja humana elegida solo para él. Ella fue hecha y creada solo para él.
Al principio la juzgó mal, pero realmente era lo que él quería. ¿Importaba que no fuese una omega? No.
Porque a pesar de ser humana, todavía era perfecta para él, mejor que cualquier omega que pudiera existir.