—¿Salió de la cueva porque fue a traer las semillas de té de Loto Mariposa para ella?
—¿No es acaso que los hombres en el Reino del Fénix valoran sus cuerpos como si fueran jade? —miró al hombre indiferente que la sostenía Xiu Wanxue.
—Eres una niña. —A Shang Tangxu no le importó—. Ella era sólo una chica de catorce años.
Xiu Wanxue miró su pequeño cuerpo. …..
Pronto, casi alcanzaron la salida del bosque. Shang Tangxu realmente conocía todas las ubicaciones en este bosque.
—¿Vienes a menudo aquí? —por curiosidad, preguntó ella.
—Cuando éramos jóvenes, escapamos de la intención asesina del tigre salvaje. Nos perdimos aquí. —Él dejó de explicar.
Xiu Wanxue sabía que algunos secretos no estaban destinados a ser contados a extraños. Así que dejó de preguntar y observó los alrededores.
—Bájame. Puedo caminar. —Ella le dio unas palmaditas en el hombro.
Shang Tangxu la bajó, y los dos finalmente llegaron a la salida del bosque. Había un poco de ruido; ¿qué estaba pasando?