—¿Tienes alguna manera de lidiar con este asunto? Me temo que todo el reino caerá en el caos si algo le sucede al Ministro Wang —Xiu Wanxue vaciló.
Sus ojos brillaron con sabiduría. De hecho, ya sabía cómo manejar este asunto. Ella solo quería ver la actitud de Xiu Wanxia.
—Oh, mi hermana, no te preocupes por esto. Yo puedo ayudarte —Xiu Wanxia se rió suavemente. Sus ojos eran suaves y puros, como si quisiera mostrarle cuán confiable era.
—¿De verdad? ¡Xiaxia es tan increíble! —Xiu Wanxue estaba a punto de vomitar sobre sí misma.
Si lidiar con Xiu Wanxia por la fuerza no funcionaba, entonces usar la sabiduría era el mejor método.
Xiu Wanxia se sentía orgullosa. Quería este efecto. Ella dejaba que su hermana gemela la adorara, confiara en ella y dependiera de ella, así ella podía lograr su objetivo.
Se acercó al Ministro Wang y se agachó. Lanzó una píldora en la boca de la mujer mientras pellizcaba la fórmula para realizar el hechizo de limpieza de polvo.