—¿Has usado todo el agua mágica? —Ella inclinó su cabeza, cruzó las manos y lo miró.
El agua mágica era el Agua de Hada de Cristal. (Ch. 132) Ella le dio el agua de hadas, y él le dio las semillas del té Loto Mariposa como un intercambio.
—¡Sí!
—¿Qué quieres intercambiar esta vez? —Ella liberó su sentido divino, comprobando si había alguien más presente.
Entonces, sus ojos se movieron. Los cuatro sabían que muchas personas se habían estado acercando a este lugar.
—Te llevaré al lugar correcto, donde existe el río. —Shao Yao sonrió encantadoramente.
—¿Cómo sabes que vamos allí? —Sus pupilas se estrecharon.
—Es fácil adivinar. No tienes razón para venir aquí, y tu destino es ir directamente al río. —Shao Yao se encogió de hombros.
En esas veinticuatro horas, él había estado siguiéndola y observándola. Sabía, con solo una mirada, a dónde quería ir.
—Vengo a cazar un cerdo. —Ella lo dijo inexpresivamente.
Todo el mundo:
...
Ella dijo, —Es broma.