Mallory se encontraba junto a la ventana, sus dedos rozando suavemente el frío cristal empañado, entrecerrando los ojos mientras intentaba descifrar el mundo envuelto en la niebla exterior. La lluvia persistente difuminaba el horizonte en un gris brumoso, transformando todo en un lienzo húmedo y frío.
—Pensé que el invierno estaba cerca, pero el clima aquí... La voz de Mallory era suave, casi engullida por el incesante golpeteo de las gotas de lluvia contra el cristal de la ventana.
A su lado, Hadeon miraba a través de la opaca cortina de lluvia, su silueta proyectando una sombra contra la habitación tenue. Sus labios se curvaban de la manera familiar, una media sonrisa de diversión, como si encontrara humor en la penumbra.
—Bienvenida a Bonelake, querida —Hadeon habló con voz arrastrada, un murmullo bajo que contenía un matiz de travesura—. Donde llueve prácticamente todo el tiempo.