Mallory se limpió la sangre de los dedos después de beber de la liebre, el sabor metálico aún persistía en sus labios. Era curioso cómo, en el momento en que el líquido cálido la tocaba, parecía llevarse la culpa y la hesitación que se le habían adherido como sombras. Murmuró,
—Saben diferente.
—¿Y cuál prefieres? Aún tenemos que considerar la sangre humana —respondió Hadeon, su mirada fijamente concentrada en ella mientras se lamía los dedos limpios, saboreando los restos. Si fuera posible, la oscuridad en sus ya intensos ojos se acentuó al presenciar la escena, y añadió:
— Qué bonita imagen parece ser.
Mallory tardó un momento en comprender su implicación, su mano instintivamente cayó a su costado mientras una rubor se extendía por sus mejillas.