Tras hablar con Hadeon, Mallory encontró a Hattie en la habitación de la criada dentro del castillo. Como Mallory, Hattie tenía poco que decir que era suyo, con solo unos pocos enseres de repuesto que había recogido en los últimos días para sobrevivir.
—¡Lady Mallory, gracias a Dios que estás aquí! —susurró Hattie con urgencia, caminando rápidamente hacia la puerta y cerrándola detrás de ella—. ¿Te han hecho daño?
Mallory sonrió ante la preocupación de Hattie y respondió:
—Como puedes ver, estoy bien, Hattie. No hay nada de qué preocuparse.
—¡Pero ese hombre —es el hombre muerto que desenterramos aquella noche, no es así? ¡Él está caminando y hablando, y acaba de venir y me amenazó para que me fuera con él! —Los ojos de Hattie estaban llenos de miedo, como si hubiera visto un fantasma. Hasta ahora, se había mantenido compuesta, pero su aplomo se rompió ahora que estaban solas—. Lo vi m-matar a esos guardias del pueblo con guijarros y pensé que te había sacrificado.