Este capítulo adicional es cortesía de Pogo Schtick. ¡Gracias por los boletos dorados!
—No necesitaban palabras entre ellos, comunicándose en cambio con cada movimiento de su boca contra la de ella y el choque de sus lenguas. Con cada toque y sabor, Aldric llevaba a Islinda lejos de este mundo, mientras perdían de vista todo juntos.
—Para ser honesta, Islinda pensó que Aldric la llevaría allí, y justo entonces, no es que ella hubiera protestado. Estaba tan excitada que no le importaría acostarse con él. Islinda ahora entendía por qué Aldric siempre estaba tan seguro de sí mismo, no había estado presumiendo sobre su habilidad en la cama. Ahora, estaba ardiendo tanto de anticipación como de deseo.