—Lyra, acabas de despertar y todavía estás muy débil. Deberías descansar bien ahora. Por cierto, dime, ¿por qué de repente tuviste dolor de estómago? —Lyra entró en pánico y tartamudeó:
—... ... No se atrevía a decir la verdad.
—Acabo de llamar a Chase. Sonaba muy molesto y me habló de manera grosera —dijo Amara.
—Mamá, ¿qué te dijo Chase? —preguntó ansiosamente Lyra.
—Él dijo que sabes lo que has hecho —respondió Amara.
—Lyra, ¿qué fue exactamente lo que hiciste? —preguntó Amara, no pudiendo controlar su curiosidad.
El corazón de Lyra se detuvo cuando escuchó eso. Tartamudeó:
...
—¡Basta de tartamudeos y dime ahora! —dijo Amara.
—No es nada. De repente me dolió la barriga cuando caminaba por la calle —dijo Lyra.
—¡Hmph! Debe ser esa perra Hazel hablando mal de mí a mis espaldas. ¡Tiene que ser ella! De lo contrario, Chase no me habría tratado así! —Lyra estaba tan enojada que sus ojos parecían estar en llamas. No quería nada más que hacer pedazos a Hazel.