Cuando Nicolás oyó eso, se rascó la cabeza otra vez.
—¡Srta. Haynes, eso es lo que escuché! Pero no sé si es verdad!
—Además, hay tantos gimnasios. ¡No sé a qué gimnasio irá! Tampoco conozco sus hábitos diarios —Hazel reflexionó por un momento y dijo—. ¡Probemos suerte! —Nova frunció el ceño—. Pero hay tantos gimnasios. ¡No sabemos en qué gimnasio estará! —Hazel pensó por un momento—. ¡Enciende el navegador y busca los gimnasios cercanos!
—Oh, ¡vale! —Michael habló y rápidamente encendió el navegador en su teléfono.
Luego, ¡buscó el gimnasio cercano!
Segundos después...
¡Los resultados de la búsqueda estaban listos!
¡Había siete u ocho gimnasios cercanos!
—¡Srta. Haynes, los hemos encontrado!
—¡Muéstramelos!
—¡Aquí tienes! —Hazel tomó el teléfono y lo miró.
De estos siete u ocho gimnasios, el más cercano estaba a un kilómetro de distancia. Los otros dos estaban a cuatro o cinco kilómetros.
¡Había otro a más de 20 kilómetros de distancia!