—¡Solo observa si puedo matarte!
El rostro de Su Han estaba pálido hasta el extremo, desprovisto de cualquier color.
Mientras hablaba, tosió varias bocanadas de sangre fresca, pero su tono seguía siendo calmado, como si estuviera lleno de gran confianza.
La cara de Pian Pingtian cambió, y golpeó el enorme caldero tres veces en sucesión.
Con cada golpe, Pian Pingtian escupió una bocanada de sangre, demostrando claramente que incluso con su alto nivel de base de cultivo, usar el Sonido Celestial Grande estaba lejos de ser fácil.
—Hum hum hum~
Tres sonidos zumbando se extendieron por los cielos y la tierra, penetrando en todas direcciones.
¡Este era el combate en la cima, una batalla que todos observaban!
En ese momento, todo el mundo contuvo la respiración, sus miradas fijas en el vacío.
Allí, era como una batalla de dioses, para ser contemplada desde lejos, no de cerca.
—¡Hee Chong! —gritó Ling Qinghai—. ¡Ustedes tres prepárense. Después de este golpe, maten a Pian Pingtian!