—Su Han.
Su Yunlie habló, su voz envejecida incontables años, dijo solemnemente:
—Has sido expulsado de la Familia Su, y ya no tienes relación con la Familia Su. Por lo tanto, la coerción que sufriste de ellos antes no cuenta.
—¿Crees eso?
Su Han miró hacia Su Yunlie.
—Muy bien, le doy a la Familia Su dos opciones. Primero, el Maestro de la Familia Su y Su Yunpeng deben arrodillarse ante mí y arrepentirse; segundo, llevarse a la gente de la Familia Su y abandonar el Condado de Yuanshan.
Cuando dijo las palabras "Maestro de la Familia Su", Su Han las enfatizó pesadamente.
—¿Abandonar el Condado de Yuanshan?
Su Yunlie no habló, pero las expresiones de Su Yunchen y de Su Yunpeng cambiaron drásticamente.
Arrodillarse y arrepentirse ante tantos jóvenes de la Familia Su, eso sería absolutamente imposible.
Dado que ese era el caso, la única opción que les quedaba era la segunda.
¿Pero dejar el Condado de Yuanshan?
