—El cristal demonio no es tan impresionante.
Lian Yuze bromeó con todos y, al ver que todos lo miraban, rió en voz alta:
—Jaja, además del cristal demonio, hay docenas de botellas de píldoras y casi un centenar de armas en el anillo espacial de Mei Jitian.
—¿Qué grado tienen? —preguntó alguien.
—Déjame ver.
Lian Yuze revisó e inmediatamente frunció el ceño:
—Maldita sea, son solo algunas píldoras de bajo nivel, las mejores son sólo de alto nivel, ni siquiera alcanzan el nivel de plata. Esas armas son meramente armas ordinarias.
Al escuchar esto, todos mostraron una mirada de decepción, pensaron que iban a hacer una fortuna.
—¿Pensabais que la gente de la Secta del Demonio de Sangre tendría vuestra clase de suerte?
Hu Feng sacudió la cabeza y dijo:
—Incluso las armas de nivel de plata de grado más bajo valen un millón de monedas de oro cada una. Si no fuera por el joven maestro, las armas que ahora sostienen no serían mucho mejor que las de la Secta del Demonio de Sangre.
