Mientras Ash se agachaba, casi tocando el suelo, sujetaba su estómago mientras estallaba en una risa incontrolable. El rostro de Ava palideció, sus ojos se agrandaron en incredulidad y asombro, completamente desconcertada por la respuesta de Ash.
Ash no podía dejar de reír, encontrando la expresión atónita de Ava completamente divertida. Quería aclarar su respuesta y explicarse, pero su risa lo abrumaba hasta el punto de que no podía pronunciar una palabra.
La expresión de Ava se torció con una mezcla de realización y frustración al comprender que Ash había estado bromeando todo el tiempo. —¡Estabas bromeando! ¡Por eso te ríes! —exclamó, incapaz de ocultar su exasperación.
No pudo evitar llevarse la mano a la cara, reprendiéndose por su propia credulidad. —¡Debería haberlo sabido mejor! —murmuró, sacudiendo la cabeza en decepción pero pronto soltó una risita.