—¿A dónde vas? Aún no hemos terminado —fue lo último que escuchó Amy cuando intentó levantarse antes de que los labios de Henry se estrellaran contra los suyos.
Ella aún lo estaba montando encima y él estaba completamente desnudo mientras ella todavía llevaba puesto su camisón de encaje negro.
Las manos de Henry recorrían todo su cuerpo mientras la besaba salvajemente como un lobo hambriento. Sus manos rodearon el cuello y los hombros de él mientras saboreaban los labios y la lengua del otro.
Los dedos de Amy se enroscaron en el cabello de Henry mientras él trazaba besos por su mandíbula y cuello. Lo siguiente que escuchó fue el sonido de tela rasgándose y sus ojos se agrandaron al mirar de dónde venía.
Mirando hacia abajo, vio a Henry rasgando su camisón por el medio antes de quitar completamente lo que quedaba de su cuerpo. Ella gimió cuando Henry succionó fuerte su pezón mientras su otro pecho era amasado por su mano fuerte.