Henry se movió encima de Amy y la besó. El corazón de Amy latía con fuerza dentro de su pecho, anticipando su siguiente movimiento. Su lengua penetró en su boca hambrienta de más y ella también lo estaba.
Se apartó para poder observar su expresión ante lo que estaba a punto de hacer. La última vez que estuvo dentro de ella, ella era virgen y el dolor era evidente en su rostro cuando él entró por primera vez.
Se aseguró de hacerla descansar después de eso y evitó excitarse con su presencia. Se controló durante los últimos dos días porque sabe que ella estaría adolorida después de haber perdido la virginidad con él.
Pero hoy ya no puede esperar más. Dos días le parecen meses después de haber probado su dulce flor. Desde el momento en que ella le permitió ser uno con ella, sabe que anhelará más de ella.