Sus ojos estaban fijos el uno en el otro como si estuvieran en un concurso de miradas. Aunque a Henry le gustaría que se quedaran así, su creciente erección no le estaba ayudando, especialmente sabiendo que Amy estaba consciente de ello.
—Amy... —repitió, intentando con todas sus fuerzas no cambiar sus posiciones para inmovilizarla en la cama y hacerle todas las cosas que quería desde que la conoció.
—Henry... —Amy colocó su mano en su pecho para levantarse lentamente y sentarse. Henry se tensó cuando Amy se rozó sin querer con su miembro. Tomó una respiración profunda cuando ella finalmente se acomodó en su abdomen y no encima de su pequeño amigo.
Henry se quedó acostado en la cama mirándola, esperando su próximo movimiento. Puso ambas manos en sus costados para mantenerla en su lugar.