Las manos de Henry seguían recorriendo sus brazos y piernas mientras su boca estaba ocupada en su cuello y nuca. Amy no respondió a su pregunta anterior y continuó en silencio mientras su respiración empezaba a volverse inestable.
Unos segundos pasaron y los besos de Henry se volvían más hambrientos y codiciosos. Sus manos descansaban sobre las rodillas dobladas de Henry mientras se sentaba entre sus piernas. Estaban sentados en una enorme roca cerca de la orilla del río y ella podía sentir su creciente bulto en su espalda.
Sintió su mano izquierda deslizarse dentro de su sujetador deportivo y cubrir su pecho, jadeó ante la sensación. Su mano derecha acariciaba su muslo interior y exterior alternativamente mientras su lengua jugueteaba lamiendo y succionando su lóbulo.
—Entonces, ¿qué va a ser, mi hermosa presa? ¿Vas a permitir que este depredador te devore? —Henry le susurró al oído mientras continuaba amasando su pecho y succionando ligeramente su cuello.