Serena sabía que estaba en shock. Por eso estaba sentada aquí en un café de computadoras, jugando en lugar de tratar de obtener respuestas a sus preguntas. Pero saber el problema no significaba que hubiese encontrado una solución para él. La verdad era que estaba hecha un desastre. Su mente giraba, los pensamientos colisionaban, los recuerdos —o la falta de ellos— la atormentaban. El clic del ratón bajo sus dedos era lo único que la mantenía anclada en el presente.
No sabía cómo había terminado aquí, pero se sentía más segura que estando cerca de Owen o incluso de Aiden. Al principio, cuando había huido de esa casa, lo hizo sin pensar. Solo quería alejarse del dolor en su cabeza. Luego había pensado en ir a Aiden pero incluso ese pensamiento la repelía. ¿Qué se suponía que debía decirle? ¿Que su prometido había regresado? ¿Y luego qué?