—Serena despertó lentamente, abriendo los ojos mientras se adaptaba a su entorno. Sorprendentemente, no se sintió desorientada ni siquiera impactada al encontrarse acurrucada en los brazos de este hombre. En cambio, sentía una extraña sensación de satisfacción, algo que no había esperado. Su mirada se fijó en el pequeño botón blanco en su camisa, justo en su línea de visión, e inhaló profundamente, intentando calmar su corazón acelerado.
De alguna manera, el aroma de este hombre —su marido— se había asociado con seguridad y calma.
La noche anterior había sido angustiosa, dejándola en tensión. Le había llevado horas finalmente conciliar el sueño, lográndolo solo cuando amanecía.
Desde la incredulidad al haber escuchado el plan para dañarla y creyendo que era Aiden hasta darse cuenta de que la voz de su padre coincidía perfectamente con él. Y luego ser secuestrada por ese hombre sucio y las cosas... se estremecía al recordar.