—L-Las ventanas deberían estar abiertas para dejar entrar el aire fresco, y-y que la chimenea no se apague —Ofelia instruyó a Janette para que transmitiera el mensaje, ya que Cora estaba en el otro hospital.
El olor de las hierbas curativas y el desinfectante llenaba el aire, mezclándose con el inconfundible almizcle de los hombres lobo heridos. La mayoría de las lesiones se habían curado gracias a sus habilidades sobrenaturales y las camas estaban menos ocupadas, sin embargo, los quejidos y gruñidos tranquilos eran inconfundibles.
—Pide a los cocineros que p-preparen un guiso de vegetales sustancioso sin lácteos, p-pero con abundante carne —Ofelia continuó, enumerando lo que esperaba que los ayudara—. Luego, un postre fácil para el estómago, quizás su famoso pastel de frutas y
—¿Luna? —una voz murmuró confundida—. ¿Has venido a vernos?