Día cuatro...
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Aiden no podía creer lo que estaba viendo. Stephen Zhao, que es tan exigente cuando se trata de mujeres... alguien cuya atención no podía ser captada fácilmente solo por mujeres hermosas y seductoras, estaba mirando a Abigail con mucho interés en sus ojos.
—Stephen Zhao, ¿qué te pasa? ¡Solo veo esa expresión en ti cuando se menciona a Phantomflake! —Aiden no pudo contener su boca parlanchina. Confrontó a Stephen directamente, sin importarle la presencia de Abigail.
Se sentía de alguna manera celoso y enojado porque su encanto no funcionaba con Abigail. Pero ahora, su amigo inexperto logró hablarle a Abigail sin intimidarse por su contundente presencia.
—Cuida tu boca, amigo mío… si no quieres que Nathan te corte la lengua —Stephen miró a Aiden con desamparo. Él lo sabía. La boca parlanchina de Aiden siempre lo metía en problemas. Aunque sonreía al decir eso, había una advertencia en los ojos de Stephen.
