—Lu Yizhou debería haber sabido que Jillian quería hacerle una estatua de oro —dijo él—. Su amante no aceptaría nada menos para él.
—¡Ay!, solo pensar en ello era suficiente para ponerle la piel de gallina en todo el cuerpo. Peor aún, el protagonista masculino, Su Alteza Príncipe Hayden, por lealtad a su General, había propuesto que el mejor artesano tallara una miniatura de Regius con gemas y la vendiera en el mercado como un amuleto protector. Afortunadamente, con un poco de coqueteo aquí y allá que incluía besos y apasionados encuentros con Jillian hasta que su mente se volviera pasta, Lu Yizhou logró disuadirlo.
—Lu Yizhou no fue informado en absoluto de cómo iba a resultar la estatua hasta el mismo día en que Jillian iba a hacer el anuncio.
(—Pensó que cualquier cosa era mejor que el ostentoso oro. Realmente fue negligencia de su parte.)