Terra rodó fuera de los brazos de Lu Yizhou para ponerse de pie. Furia pintó sus ojos de rojo. —¡Cómo se atreve...! Debía haber matado a ese parásito desde el principio, debía haberle explotado la cabeza en pedazos antes de que pudiera herir a su centinela. Olas de poder espiritual violento estallaron de su cuerpo, enfrentándose al poder del otro guía de frente. Chispas de electricidad explotaron en el aire y la bombilla sobre ellos se hizo añicos, los fragmentos de vidrio cayendo como lluvia. Los ojos de Joshua se agrandaron al ver la plena muestra de fuerza y el impulso lo envió estrellándose contra la pared detrás. Los parásitos a su alrededor retrocedieron como si una mano invisible los empujara y rodaron escaleras abajo como en un efecto dominó. Las cabezas explotaron y los gritos resonaron uno tras otro.