Kai no se fue después de la cena y tampoco se fue cuando el sol se puso completamente en el horizonte y la luz se desvaneció gradualmente del cielo. Terra lo miró confundido. ¿Hasta cuándo se quedaría aquí?
Hasta ahora, se había sentido cómodo con la presencia de Kai en su habitación. El centinela permanecía mayormente en silencio, haciendo algo en su teléfono mientras Terra esbozaba en secreto su perfil, concentrándose en la representación de sus ojos y sus espesas pestañas; la manera en la que bajaban en concentración, cómo el color cambiaba con la luz. Había sido divertido, incluso meditativo. Solo se escuchaban en la habitación su respiración y el crayón deslizándose sobre el papel. Kai había sido una compañía muy agradable, pero Terra no tenía idea de cómo reaccionaría si esto continuaba por más tiempo, especialmente cuando sus labios aún hormigueaban por su beso y su cuerpo todavía se sentía demasiado tenso en su propia piel.