—¿Te gusta lo que ves? —Lu Yizhou casi se muerde la lengua en cuanto la frase se le escapó de la boca. No tenía la intención de burlarse de Terra en absoluto, es solo que su expresión era tan suave y vulnerable y estaba mirando los labios de Lu Yizhou como si deseara besarlo a morir. ¿Cómo podría Lu Yizhou resistirse? No era más que un mortal, profundamente impregnado de deseos de tocar y ser tocado a cambio, aunque solo se aplicaba a su amante.