—¡Vaaal!
*¡CHIIIIRPPP!!*
Lo que me recibió en el momento en que puse un pie dentro de la torre fueron dos objetos voladores... ehm, criaturas. El aleteo de sus pequeñas alas fue suficiente para crear una corriente de aire que sopló a mi alrededor. Me habría caído hacia atrás si no fuera por el sólido cojín de un Señor Demonio detrás de mí.
Jade era una cosa, pero no esperaba que Zia actuará así también. Con una mano en el pelaje esponjoso y otra en el hombro del súcubo, les acaricié suavemente mientras su rostro estaba enterrado en mi pecho.
—¡Qué cruel! —Zia levantó su rostro y ladró con enojo—. ¡Angwi dijo que sólo estarías allí una noche! ¿Cómo pudiste hacernos esto?
*¡CHIIRP!*
—¡No hay mensaje! ¡Ni siquiera dijiste adiós!
*¡CHIIRP CHIRP!*
—¿Cómo pudiste dejarme así? ¿Sabes lo solitario que es no tener con quién hablar?
*¡CHIRP!*