La habitación privada de Natha consistía en dos niveles.
La gran habitación que parecía que se podía usar para jugar a la pelota estaba en el segundo nivel, junto con un vestidor que bien podría ser una tienda de ropa, y la cámara de baño con una tina que podría usar para nadar.
Si el piso privado de Natha en la Guarida se sentía como un apartamento de lujo, este se sentía como un ático.
A pesar de lo grande que era todo en el segundo nivel, el primer nivel era el doble de eso. Había el gran vestíbulo, la sala de recepción, la amplia sala de estar que se podía usar para cenar, el estudio con mi propio rincón de lectura, una despensa que se sentía más como un almacenamiento de vinos y, por último, pero no menos importante; la sala de colecciones.
Perdónenme—salas.