Chereads / Timekeepers / Chapter 20 - El regalo.

Chapter 20 - El regalo.

Los días en el instituto han avanzado como ordinariamente habían sido el semestre pasado. Sandra regresó con nosotros y la verdad es que eso me alegró mucho, puedo disfrutar de esto con mis amigos. En mi cuello siempre llevo un bello collar hecho con una especie de hilo de estambre que tiene como dije un fragmento de obsidiana; es el regalo que Sandy me dio en mi cumpleaños.

Las reuniones para comer son tan buenas como siempre, la única diferencia es que Sandra ahora no suele abrazarme tanto como antes, se ha alejado un poco, supongo que se debe a que tengo una relación y respeta a Emily.

El Día de San Valentín se aproxima, y la verdad es que no tengo la menor idea de qué regalarle a Emily. Somos una pareja, nos llevamos muy bien como amigos de igual forma, sin embargo, hay muchas cosas que no conozco de ella, la verdad es que no tengo por qué temer, pero, de alguna manera me siento realmente preocupado por esta situación.

Me encuentro con Rodrigo y Eduardo jugando en el campo de fútbol, los tres llevamos tenis deportivos, solo yo llevo un par de zapatillas de fútbol.

"¿Ustedes cuál creen que sea el motivo por el que Sandra se alejó?" pregunto, pateando el balón rumbo a Rodrigo.

"Hay dos posibilidades, la primera es que ella estaba en sus días y por eso actuaba tan despreciable" responde Rodrigo, dándole el balón a Eduardo, sin embargo, lo intercepto y lo pateo con todas mis fuerzas dándole un gran balonazo en el estómago.

"¡Ugh!" es lo único que Rodrigo puede decir tras eso, seguido de intentar respirar al perder el aire.

Tras unos segundos más, él finalmente se levanta y me mira con odio.

"No me juzgues, pero solo dije que era una probabilidad. La segunda es que ella estaba celosa" dice.

¿Celosa? ¿Por qué estaría celosa?

"Vaya, pensamos igual" dice Eduardo.

¿Los dos pensaron eso? Yo jamás lo vi así.

"Bueno, ¿por qué creen eso?" pregunto.

"Es sencillo, Eric. Mira todo tu entorno, analiza todo. Sandra siempre fue amorosa, pero contigo había algo que nunca hubo comparación, ella simplemente te daba lo mejor de ella, estudió por ti y mejoró sus calificaciones cuando era un idiota" dice Rodrigo, pateando el balón rumbo a Eduardo.

"Y ahora, luego de que se reconciliaron, ella ya no te trata igual, ¿desde cuándo? Desde que sales con Emily, ¡Bum! No te lo esperabas, ¿verdad?" dice Rodrigo.

Eduardo me pasa el balón lentamente con una patada.

Nunca lo había pensado así, en realidad nunca me pasó por la mente esa posibilidad. Ella… ¿está enamorada de mí? Ahora que lo pienso, siempre fue diferente conmigo respecto a los demás, pero, con Diana se comportaba igual o más empalagosa. ¿Será posible esto?

Me mantengo pensativo mientras seguimos jugando, y tras un rato, entonces recuerdo que un consejo de ellos podría ayudarme.

"¿Qué creen que debería regalarle a Emily?" pregunto justo al momento que pateo el balón.

"Bueno, la verdad es que no tengo la más remota idea" dice Rodrigo.

Miro a Rodrigo con un rostro gracioso. "Vamos, eres un chico que seguro tiene una lista inmensa de mujeres en su vida, debes aconsejarme".

"No te burles de mí, imbécil" dice Rodrigo, regresándome el balón con una inmensa patada.

Rodrigo únicamente es un pervertido, pero jamás ha tenido novia, o eso creo, la verdad es que él y yo seguimos siendo vírgenes, y aunque él parezca tener un montón de experiencia la verdad es que solo es un degenerado de quinta.

"¿Y tú, Lalo? ¿Qué crees que sea adecuado?" pateo al balón y se lo paso.

Eduardo recibe el balón y se queda pensativo.

"Pues, nunca he tenido novia, pero, creo que lo correcto es darle algo que le guste, no importa si le hace falta o no, es lo importante" responde, dándole un pase a Rodrigo.

"Eso lo sé, pero, bueno, pienso que en San Valentín hay que dar detalles especiales, cosas que sean difíciles de olvidar" respondo.

"Los días como navidad, San Valentín, el Día de las Madres, el Día del Niño, Los Reyes Magos, son solo para beneficio del capitalismo, ¿por qué crees que en febrero los hoteles ganan millonadas, así como los productores de dulces, joyas y flores, o los restaurantes" dice Rodrigo cruzando sus brazos.

"Yo no gastaría dinero en una pendejada así, honestamente".

Miro a Rodrigo con una expresión de desprecio total.

"No me mires así, si solo quieres llevarte a la cama a una mujer díselo y ya, pero no gastes dinero a lo imbécil".

No cabe duda, este tipo es increíble, es un maldito idiota.

"Eric, tal vez deberías darle algún collar, un reloj, o algo así, las flores no están de más", dice Eduardo mientras se sienta en el pasto.

"Bueno, sí, pero es que hay tanto allí para escoger", digo.

"El primer día libre se acerca, ¿por qué no vamos a comprarle su regalo?" dice Eduardo.

"¿Tienes idea de qué podría gustarle a una chica como Emily?" pregunto.

"No, en lo más mínimo" responde.

"Ni siquiera tiene idea de lo que puede gustarle a una mujer", dice Rodrigo.

"¡Cierra la boca, imbécil!", exclama Eduardo.

"¡Es la verdad, maldito virgen!" responde Rodrigo.

Ambos siguen en una lucha de insultos intentando ver quien ofende más al otro, sin embargo, eso no ayuda con mi problema actual. La única forma de saber que le puede gustar a una mujer es buscando a una.

"¿Crees que nosotras podemos ayudarte?" pregunta Diana.

He acudido a Diana y a Karla, las únicas en quienes podría confiar para una misión como esta.

"Por favor, son mujeres, ustedes saben que puedo darle a una mujer" respondo.

Diana da un trago de su frappé mientras que Karla comienza a reírse en silencio.

"No creo que podamos ayudarte, para comenzar, Emily siempre fue algo apartada de nosotros, ¿recuerdas? Además, no tiene mucho que empezamos a hablar con ella, así como tú, por lo que es difícil determinar algo", dice Diana.

"En eso, Diana tiene razón, incluso yo no puedo ayudar, soy la que menos tiempo lleva de conocerla" dice Karla.

"¡Oh, vamos! Por favor, chicas. Denme ideas" digo agachando mi rostro y levantando mis manos en forma de súplica.

"De acuerdo, las mujeres somos mundos diferentes en cada cabeza, no puedes decir que algo le va a gustar a más de tres mujeres ya que cada una es diferente. Los hombres son sencillos, la mayoría se conforma con gorras, billeteras, calcetines o pantalones, pero una mujer es más complicada, incluso podría decirte que yo soy una figura especial" Diana sorbe de su frappé para suspirar luego de decir esto.

Rasco mi cabeza con algo de pena y decepción.

"Pero, algo deben tener para mí" digo.

Karla cruza sus brazos y mira al cielo. "Hum, pues, a ver. Emily es una chica rica, no es materialista por lo que he podido ver, pero, a todas las mujeres les encantan las joyas, por supuesto, hay diferentes mujeres, algunas son materialistas y otras aman los detalles mínimos, aquellas que una nota sencilla de amor puede gustarle, y el otro de tipo de mujeres, aquellas que prefieren no recibir nada".

"Basado en los comentarios de Karla, puedo deducir que Emily es una chica que adora los detalles como notas, cartas, flores, cosas sencillas, así que cualquier cosa sencilla sería ideal. Es San Valentín, por lo que unas rosas, chocolates y alguna carta estarían bien", dice Diana.

Tiene sentido, tal vez estoy exagerando demasiado con esto. Tal vez lo mejor es darle una caja de chocolates y un ramo de rosas, pero ¿y si es alérgica al polen o al chocolate? La he visto ingerir chocolate un par de veces, pero, todo puede pasar.

Dejo salir un suspiro de decepción y me dejo caer en mi asiento de tal forma que quedo en una posición muy deplorable mientras miro hacia el cielo.

Diana y Karla me miran algo preocupadas, y es que, aunque quiero darle algo a Emily nunca había pasado por algo así, normalmente sé que darles, bueno, no es como que mis relaciones hayan sido muy serias, pero con Emi es diferente, es algo que definitivamente no tiene comparación, podrías decirle un amor a la antigua.

"Creo que lo mejor es darle solo una carta y unos chocolates", digo, llevando mi mano a mi rostro y pasándola lentamente por toda mi cara.

De pronto, escucho que una chica de voz dulce habla. "¿De qué hablan?"

Abro mis ojos y ese cabello azul aparece de pronto.

"Pues…" digo sin poder seguir mi oración, ya que siento que no tengo esperanzas con Sandra, si ninguna puede darme un consejo ella menos.

"Se acerca el 14 de febrero y Eric quiere regalarle algo a Emily, pero no sabe qué" dice Diana.

Sandra me mira algo seria, pero tras unos segundos ella muestra una pequeña sonrisa y se sienta a lado de mí.

"Bueno, Eric, debes saber que una chica como Emily es especial. Supongo que ya debes de saber que cada mujer es un mundo diferente, pero ¿por qué no simplemente la observas detenidamente? O pregúntale directamente, ella no es de esas que analizan todo lo que dices, además, aún queda algo de tiempo para el 14, por lo que no se verá sospechoso, son novios, ¿de qué hablan usualmente? Ya deberías saber al menos su color favorito y sus gustos musicales" dice Sandra.

En ese momento me di cuenta de que Sandra tiene mucha razón en lo que dice, jamás había hablado con Emily sobre esas cosas, usualmente solemos hablar sobre nuestras familias y nuestro día a día, pero no sobre nuestros gustos.

"Es verdad, como estamos iniciando como novios es normal que nos preguntemos acerca de nuestros gustos" digo, acomodándome en mi asiento de tal forma que ahora tomo una postura más recta y formal.

"Es más, te ayudaré en tu misión, el próximo día libre, ¿por qué no simplemente vamos a buscarle ese regalo a Emily, tienes una semana para conseguir información" Sandra dice esto para luego recostarse sobre la mesa y mirándome desde allí.

"Entonces así será" digo.

En los siguientes días, me dediqué a hablar con Emily sobre esas cosas, ella me ha dicho que sin duda alguna prefiere el heavy metal, punk y rock, pero, también disfruta del k-pop o géneros asiáticos. Su color favorito sin duda es el púrpura o el negro. Adora a los animales, pero sus favoritos son los perros y gatos, además, sus flores favoritas son los tulipanes. Según me ha dicho, le fascinan los collares y aretes, pero solo los usa cuando se da la ocasión, con algún vestido en específico o prendas que combinen.

Con esta información tengo más que suficiente para poder darle un regalo ideal, lo que he pensado es darle un collar de oro, flores y una caja de chocolates con una carta de amor, pero, no soy muy bueno escribiendo, por lo que sé que será algo complejo.

La semana pasó, las nuevas pruebas de poderes llegaron y vimos a muchos chicos nuevos despertar sus poderes, es fascinante verlo, me hubiese gustado participar en este circuito, hubiera sido increíble.

Con esto, el día libre llegó, las puertas se abrieron y todos nos reunimos en el portón principal, así, salimos del instituto como todos los estudiantes.

"¿A dónde deberíamos ir?" pregunta Diana.

"Pues es temprano, ¿vamos a comer donde la última vez?" dice Sandra.

"Sí, vamos" dice Emily son emoción.

Al parecer, todos amamos ese lugar, a excepción de Eduardo y Karla quienes no fueron con nosotros, pero, son locales, por lo que conocen el lugar más nunca han ido.

Nos dirigimos a ese lugar y todos desayunamos juntos. El aroma a dulce mole, atole y carne de cerdo inunda el lugar. Las demás personas charlan mientras desayunan reunidos en familias o en parejas, el ambiente es realmente lindo.

"¿Qué deberíamos hacer?" pregunta Karla.

Es verdad, debo comprar el regalo de Emily. ¿Cómo puedo despegarme de ella sin que sospeche o la lastime por no dejarla ir conmigo?

Mi mirada se posa en Emily, sentada a lado mío, quien permanece sonriente pero algo nerviosa. Sin más, el dolor inunda mi tobillo cuando alguien me da una patada, miro a todos lados y puedo ver a Diana mirándome con un rostro enrojecido mientras bebe de su atole, parece que está aguantándose la risa, por otro lado, Sandra me da una mirada algo perturbadora, supongo que quiere que diga algo.

"¿Por qué no vamos a comprar botanas y bebidas que no hay en el instituto? Pero vamos en grupos para que sea más fácil" dice Rodrigo.

¿Eh? ¿Desde cuándo Rodrigo tendría una idea de ese tipo?

"Suena bien" dice Emily.

¿Eh? ¿Y por qué ella dice eso de forma tan repentina sin pensarlo?

"Pues ya está, entonces, vayamos en parejas. Yo voy con Emily, Eduardo con Karla y Sandra con Eric", dice Diana, colocando su taza sobre la mesa.

Entonces, Rodrigo azota la mesa con su mano.

"¡A ver! ¡Yo fui quien propuso la idea, así que deben incluirme, imbéciles!", exclama con rabia.

"Lo siento, pero, el simple hecho de saber que tengo que estar cerca de ti me da asco" dice Diana.

Rodrigo entonces se deja caer sobre su asiento con una expresión vacía y sin aliento, sin duda alguna, Diana le sestado un golpe duro.

"Ya, ya, yo me llevo a Rodri" dice Eduardo tratando de salvarlo.

Tras desayunar, todos nos separamos. En cuanto perdimos de vista a todos, Sandra y yo comenzamos a caminar rumbo al centro.

"¿Por qué Emily aceptó la idea? ¿Acaso quería ir conmigo?" pregunto.

Sandra comienza a reírse y me da un golpe en la espalda.

"Eric, te falta mucha experiencia, ella va buscando tu regalo también, por eso estaba algo nerviosa. Sabía que la única forma de conseguirlo era hoy, de lo contrario sería algo difícil sabiendo que siempre estamos encerrados" dice Sandra.

Eso me molesta un poco, así que miro a Sandra con un rostro serio. "No hay forma de que eso tú lo sepas, ella te buscó también".

Ella hace un rostro algo ridículo y evita mirarme, diciendo: "Te equivocas, ella no me dijo nadota".

Ella definitivamente miente, es muy mala mintiendo.

Sin decir nada, presiono con fuerza mi dedo índice contra su costilla y ella da un salto mientras libera un pequeño grito de dolor.

"¿Crees que haya alguna joyería abierta a esta hora?" pregunto.

"Sí, hay una donde no es barato, pero conseguirás un excelente trabajo, justo abren a las ocho y son las nueve, así que es seguro que esté disponible" responde.

Caminamos sobe la calle principal, una calle pequeña de un solo sentido donde hay negocios de cerrajeros, mueblerías, carnicerías, entre otros. Los cables de luz atraviesan de edificio en edificio por los postes, hay negocios con música sonando a gran volumen, es increíble que haya tanto movimiento a estas horas en fin de semana, me sorprende.

Llegamos al mercado central donde la calle principal se hace más grande y al llegar a la esquina, giramos hacia nuestra izquierda, una calle que va en bajada y puedes ver los pequeños negocios abiertos, dulcerías y agroveterinarias. Sin caminar mucho más, llegamos a nuestra joyería, una pequeña pero elegante joyería.

"Buenos días" digo.

Un señor de unos 60 años con el cabello negro pero una gran cantidad de canas me mira directamente. Su piel morena y vieja brilla ligeramente. El ancianito me mira acomodándose sus lentes y se acerca al mostrador velozmente, podrá ser viejo, pero sin duda alguna tiene vida.

"Buenos días, hijo. ¿En qué te ayudo?" pregunta el señor.

"Vengo buscando un collar para una chica", respondo, mirando todos los productos.

El señor me mira sonriente.

"¿Qué tipo de chica es?" pregunta.

¿Cómo describirla? Es perfecta.

"Bueno, gentil, es amable, comprensiva, sabe escuchar, es amorosa y llena de amor. Sin duda alguna una increíble persona, algo cobarde para enfrentar nuevas emociones, pero, valiente cuando es necesario" respondo.

Sandra me mira fijamente y entonces se da la vuelta mirando algunos collares mientras se mide otros.

"Bueno, por lo que veo es una señorita especial para ti" dice el señor.

"Sí, así es" digo.

El señor se da la vuelta y camina hacia su puerta trasera.

"Espérame, tengo el collar ideal para ella" dice.

El vendedor desaparece y miro a Sandra probándose algunos collares mientras se observa en el espejo.

"Te queda genial", digo, al ver el collar que Sandra lleva puesto. Un collar delgado con un diamante pequeño. El collar es largo por lo que le queda muy bien.

"Sí, me lo compraría si tuviera dinero" dice entre risas.

Puedo ver el precio del collar, tiene un costo de tres mil quinientos pesos.

Sandra… Bueno, siempre has estado para mí, por lo que darte un detalle no estaría mal.

"Sí, supongo" digo.

El señor regresa con una caja delgada, pequeña pero larga, de color rojo aterciopelada.

El joyero abre la caja lentamente, "Este collar es ideal para la señorita que describes, jovencito".

Mi mirada se ilumina al ver un collar de oro brillante con un dije en forma de corazón, grueso y grande, debe medir cerca de 5 centímetros, y con diamantes incrustados en este. Lo tomo con mucho cuidado y se lo pongo en el pecho a Sandra.

"¡Oye! ¡Qué haces!" exclama entre tartamudeos.

"Quédate quita, eres mi modelo" digo.

Sandra tiene el cuerpo un poco más relleno que Emily, pero solo quiero ver la proporción, sin duda alguna le lucirá genial.

"Me gusta, ¿cuánto cuesta?" pregunto.

El señor me mira con una expresión algo decepcionada.

"Cuesta diez mil pesos" dice.

Sandra se queda perpleja sin poder decir una sola palabra.

"Ah, incluso es barato" digo.

El vendedor me mira algo molesto, debe pensar que me estoy burlando. Sin embargo, cuando saco mi billetera él realmente se sorprende.

"¿Acepta pago con tarjeta?" pregunto.

El vendedor me mira mientras su mandíbula cae hasta los suelos.

"Eric, es mucho, ¿realmente lo vas a pagar?" Sandra tira de mi camisa algo nerviosa.

"Nada es lo suficientemente caro como para compararse con Emily, con ella esto no es un gasto, es un placer" digo, sacando mi tarjeta.

"¿Algo más que guste llevar?" pregunta el joyero mientras ingresa la cantidad en la terminal de cobro.

"Sí, por favor, quiero este otro collar, por favor" digo.

Sandra entonces me mira con miedo mientras lentamente camina hacia atrás.

"Sería un total de trece mil quinientos pesos" dice el joyero entre balbuceos.

"Claro, no hay problema" digo con una sonrisa gentil.

Tras pagar todo, recibir mi nota y los collares, guardo en mi bolsillo el de Emily y el otro se lo doy a Sandra estirando mi mano hacia ella.

"Date la vuelta, te ayudo a ponértelo" digo.

El rostro enrojecido de Sandra me muestra lo avergonzada que está, ella se da la vuelta lentamente y recoge su cabello para darme paso libre hacia su cuello. Le pongo su collar con mucho cuidado y me alejo, así, ella suelta su cabello de nuevo y ahora esa pieza de joyería es completamente suya.

"Muchas gracias caballero, tenga buen día" digo.

Salgo del local mientras Sandra permanece congelada caminando lentamente tras de mí.

"Eric… muchas gracias… de verdad, no era necesario" dice ella con una voz débil, casi inaudible.

"No es nada, siempre has estado conmigo y justo ahora me has apoyado en esto, creo que te mereces un pequeño regalo" digo.

Ella aprieta sus puños y sus dientes conteniendo sus emociones y entonces me alcanza el paso.

"Ahora, busquemos una florería donde tengan tulipanes, debo hacer un encargo" digo.

Sandra me guía rumbo a una floristería bastante sencilla, pero linda, donde todas las flores se ven hermosas.

"Buen día" digo.

"Buen día" responde una vendedora.

Ella es de piel morena, cabello negro y debe tener cerca de unos 30 años.

"Busco tulipanes, ¿tiene?" pregunto.

"Sí, claro, ¿cuántos quería?" responde la vendedora.

Inmediatamente me giro hacia Sandra.

"¿Una docena estaría bien?" pregunto.

"¡Eric, exageras! ¡Se dice que con una sola flor es suficiente para la mujer!" exclama.

"No es una mujer ordinaria, es Emily" respondo.

"Quiero una docena" le digo a la vendedora.

Ella me mira incrédula. Y entonces le digo "¿Hace envíos a domicilio? Los quiero para el 14 de febrero, por favor".

Ella sonríe y extiende sus brazos.

"Claro, ¿una docena para el 14 de febrero? ¿A qué hora los quiere?" pregunta.

"A las ocho de la mañana en el instituto de especialización de fisioterapia y rehabilitación, por favor" digo.

Ella comienza a anotar todas las indicaciones en una nota de remisión.

"¿A nombre de quien van?" pregunta.

"De Eric Jaeger, por favor, las recibirán en el portón principal. Quiero que sea un ramo de… ya sé, que sean 40 tulipanes" digo.

"Claro, sería un total de mil quinientos pesos" dice la vendedora.

"Perfecto" digo con una gran sonrisa, sacando la cantidad indicada.

La vendedora me entrega una nota de remisión elaborada a mano y le doy el dinero. Ella muy contenta lo guarda y me da una sonrisa amable.

"Que tenga buen día" dice.

Guardo la nota en mi billetera y salimos del local. Sandra me mira algo ansiosa.

"¿Qué pasa?" pregunto, sin mirarla.

"No, nada" responde.

Ambos caminamos rumbo a una dulcería donde veo chocolates finos, no dudo en comprar una caja desde este momento para mantenerla guardada, por supuesto, la meto dentro de mi mochila para que Emily no la vea.

"Creo que deberíamos reunirnos con los chicos" digo.

Sandra asiente y se comunica con Diana, sin embargo, no hay respuesta.

"¿Por qué no caminamos rumbo al parque? Tal vez los veamos por allí" dice ella.

"Me parece bien" respondo, mirando mi teléfono y escribiéndole a Emily un mensaje preguntando en donde se encontraba para reunirnos.

Caminamos rumbo al parque central y nos sentamos en una banca.

"¿No es lindo? El clima fresco a pesar de que en esta ciudad siempre hace calor, la gente conviviendo" dice Sandra, sentándose en la banca colocando sus piernas encima de esta.

"Sí, la verdad es que sí" digo.

Un silencio abrumador nos rodea por completo, entonces, recuerdo aquella conversación con los chicos. ¿Sería este un buen momento para hablar de ello? Nunca sabré la respuesta si no le pregunto.

Tomo fuerzas y respiro profundamente, seguido de mi pregunta, "Sandra. ¿Por qué te alejaste de nosotros?".

Ella se congela por un momento y luego me mira con una sonrisa falsa.

"Bueno, no fue nada importante Eric, te lo aseguro" responde intentando disimular que no le he dado un golpe crítico.

"Sandra, solo quiero saber la verdad, te aseguro que no me molestaré, de cualquier forma, ya estás nuevamente con nosotros, así que, adelante" intento persuadirla, pero ella permanece cerrada ante esta idea.

"Pues no fue nada, de verdad" dice, dándome un ligero golpe en el brazo.

Me tomo unos segundos y luego suspiro.

"Ya veo, yo pensé que tal vez estabas enamorada de mí y cuando viste que estaba en una relación con Emily tú te alejaste" digo.

Ella se queda en silencio con una expresión petrificada, pero tras unos instantes ella finalmente reacciona.

"No, para nada, de hecho, estuve celosa, lo admito, pero, solo porque pensé que tendría que alejarme de ti ya que tenías novia, pero ahora que lo veo fue realmente estúpido, no había necesidad, pues somos amigos, amigos y nada más" responde con una risa algo nerviosa.

"Ya veo, bueno. Me siento bien al saberlo" digo.

"Sería algo incómodo saber que sientes algo por mí, pero no te preocupes, Sandy, la verdad es que eres una excelente amiga, y ahora que lo veo la verdad es que eres mi mejor amiga" digo.

Sandra aprieta sus puños con fuerza y sonríe, "Sí, lo sé".

En ese momento, las chicas finalmente nos contestan y es momento de reunirnos para continuar nuestra travesía.

"¡Mierda! ¡No compramos nada!" exclamo.

"Es verdad, carajo. Rápido, vamos al minisúper de allí" dice Sandra señalando a una abarrotera justo frente a nosotros.

Rápidamente cruzamos, compramos algunas botanas al azar y refrescos y entonces regresamos para reunirnos con todos. Tras eso, fuimos a la plaza a jugar en aquella sala de juegos, luego fuimos a un campo deportivo a jugar fútbol y volibol todos juntos comiendo algunas de las botanas, así mismo, pedimos pizza y disfrutamos nuestro día libre.

Presumí mis nuevos poderes frente a todos, incluso le di algunos toques eléctricos a Rodrigo cuando se sobrepasaba con las chicas, soy como una especie de bobina de Tesla viviente.

En algunas ocasiones tuve la oportunidad de jugar con Emily y así atraparla con fuerza en mis brazos y no dejarla escapar, su risa realmente llena mi alma de felicidad, no hay momento en el que no piense en ella. Su risa definitivamente es mi medicina, la amo demasiado.

Supongo que no hay nada mejor que el amor correspondido.