Después del día de San Valentín, los días han avanzado velozmente. Incluso han pasado los cumpleaños de Diana y de Sandra. A Diana le hicimos una pequeña fiesta en su dormitorio. Es fanática de series modernas de suspenso, ciencia ficción y juveniles. Tiene muchos libros, sin exagerar puedo decir que tiene dos repisas llenas de libros. Por otro lado, el cumpleaños de Sandra fue en viernes, justo antes de las pruebas de nuevos mutantes.
Fue divertido, pasamos la tarde después de clases celebrando en la cancha de fútbol debajo de un árbol bastante alto, hicimos una especie de picnic, ella lucía bastante contenta con todos nosotros. A Diana le regalé un perfume de lujo, aparentemente le gustó, mientras que a Sandra le regalé flores y un reloj. Desde entonces, Sandra no se quita su reloj.
Ahora, ha llegado semana santa, algo común en nuestro país, esto es el equivalente a la pascua. Conmemoramos el fallecimiento de Jesucristo, por supuesto, hay personas que no creen, otras que sí, yo me mantengo neutro. Pero, gracias a eso nos dan vacaciones por una semana. En las cuales, por ser un periodo de primavera caluroso la gente suele ir a playas, ríos o balnearios.
"¿Por qué no vamos a la playa?" pregunto.
Los chicos, quienes se encuentran sentados conmigo en el pasto bajo un árbol de mango cerca de los dormitorios, me miran con una expresión de desconcierto.
"¿A la playa?" dice Diana.
"Sí, es lunes, la siguiente semana saldremos de vacaciones. ¿Qué dicen?" respondo.
Todos se miran mutuamente y asienten, como si todos estuvieran de acuerdo.
"Claro, ¿por qué no vamos a Coatzacoalcos?" dice Sandra.
"¿Coatzacoalcos? Vamos chicos, mi familia irá a Los Cabos, creo que podríamos alcanzarlos allá. ¿No creen?" digo, con una expresión de orgullo.
Sin embargo, todos a excepción de Emily me miran con miedo.
"Eric, Los Cabos no están cerca, no hay forma de llegar rápido hasta allá" dice Diana.
Karla toma un poco de su agua y luego me mira, "ella tiene razón, ¿cómo planeas que vayamos todos?".
"Vamos en avión. Yo pago todo, lo digo en serio" digo, colocando mi mano en mi pecho con fuerza y diciendo eso con orgullo.
Rodrigo sonríe y me mira con determinación.
"Si tú nos vas a pagar todo pues la verdad es increíble, vamos, yo le entro, me van a pagar todo y todavía podré ver chicas lindas en bikini" dice Rodrigo apretando sus puños.
"Eres un cerdo" dice Diana.
"Bueno, nos sentiremos mal por eso" Sandra dice eso mientras me toca el hombro, "no queremos abusar".
"¡De ninguna manera!" me pongo de pie y exclamo, "son mis amigos, y quiero que conozcan a mi familia".
Sandra sonríe, pero lo hace de tal forma que me deja ver un poco de disgusto.
"Está bien, acepto" dice Sandra.
Todos asienten y los planes comienzan a formarse, mis padres, Ao, Amelia, mis tíos y Kimberly estarán allá, así que solamente los alcanzaré allá. No puedo evitar emocionarme, pasaré un gran rato con mis amigos y mi familia, honestamente creo que será genial.
Tras eso, regreso a mi dormitorio, sin embargo, antes de entrar, Rodrigo me intercepta.
"¿Podemos hablar?" pregunta con un rostro serio.
"Claro, ¿qué pasa?" respondo, algo desconcertado.
Rodrigo no muestra otro rostro, sigue demasiado serio, me temo que es algo de suma importancia.
"Iremos a Baja California, pero, quisiera pedirte un favor, sé que de por sí ya es demasiado que cargues con nosotros, pero, tengo una hermanita de ocho años, y quisiera saber si podría llevarla con nosotros" dice Rodrigo.
¿Rodrigo tiene hermana? ¿Menor?
Muestro un rostro lleno de asombro, me quedo congelado por un instante y sin previo aviso decido hablar.
"¿Tienes una hermana menor y tratas a las mujeres como objetos?" pregunto.
"Las mujeres en mi familia son reinas, y mi hermanita es una princesa, solo a ellas les guardo respeto, las demás son solo plebeyas" responde.
Sonrío sarcásticamente y luego suspiro.
"Claro, viejo, llévala, no hay ningún problema, créeme, no es ninguna carga" digo.
Le doy una palmada en su hombro y entro a mi dormitorio. Él se marcha tras cerrar mi puerta. ¿Quién lo diría? Aquel que parece no tener sentimientos tiene una hermana menor, ¿cómo será ella?
Los días pasaron, y el domingo finalmente ha llegado. Todos nos reunimos en la entrada principal con nuestros equipajes a media mañana.
"Bueno, ya estamos todos listos" digo, con emoción, "vamos a viajar desde aquí hasta el aeropuerto de Minatitlán, son aproximadamente una hora y veinte minutos, así que, prepárense".
"¿Cabemos en un taxi?" pregunta Diana con un rostro algo molesto.
"¿Taxi? ¿Quién dijo que iríamos en taxi?" respondo con una expresión algo modesta.
Justo en ese momento, Rodrigo aparece y lleva de la mano a una pequeña niña, delgada, de cabello largo hasta la espalda baja de color café, ojos marrones y piel morena, con un vestido rosado ligero.
"Buenos días, chicos, les presento a Alicia, mi hermanita menor" dice.
Todos se quedan asombrados mientras yo camino hacia ella y la saludo.
"Hola, Alicia, qué linda eres, un placer conocerte, me llamo Eric" digo.
"Hola, Eric, eres muy guapo" dice ella.
Qué atrevida. Sí que se parecen.
"Muchas gracias, jaja" respondo.
Bueno, pues ya estamos aquí, vámonos, el chófer ya está allí afuera esperando.
Salimos del instituto y allí está la camioneta de mi padre, una Suburban blanca, creo que aquí cabemos todos sin problema. Caminamos rumbo al vehículo y el chófer baja de inmediato, así, puedo ver a mi querido amigo, que, por cierto, se llama Sergio y no lo sabía.
"Buenos días, joven Eric" dice, abriendo la cajuela.
"Buenos días, checo" respondo.
Miro a los chicos mientras coloco mi maleta en la cajuela.
"Chicos, él es nuestro chófer, mi padre lo ha enviado por nosotros, nos llevará al aeropuerto y luego él regresará a Xalapa, ahora, vámonos, ¿quieren?" digo.
Todos suben su equipaje y Sergio cierra la cajuela, todos nos subimos, los asientos rinden para todos sin problemas. Yo me siento en el lugar del copiloto mientras que los demás chicos en los de atrás, Rodrigo carga a su hermana sobre su regazo.
"Sus cinturones, por favor" dice Sergio.
Tras eso, nuestro viaje comienza. Nunca había ido para estas zonas, hay mucha vegetación que, con el calor suele verse algo seca, pero hay demasiados árboles. Algo de música y un poco de alimento chatarra nos mantiene distraídos durante el viaje. Tras un poco más de una hora, finalmente llegamos al aeropuerto, es algo pequeño, pero, sin duda alguna permite que podamos viajar sin necesidad de ir hasta Veracruz.
"Bueno, jóvenes, que tengan un buen viaje, cuídense mucho" dice Sergio, bajando nuestro equipaje.
"Nos vemos, amigo" digo, chocando su puño.
Tras eso, él arranca y se marcha. Sin más, entramos al aeropuerto y accedemos a la puerta de abordaje privada.
"Vamos, es por acá según me dijo mi papá" digo.
"Pero aquí solamente es para vuelos privados" dice Sandra.
"Exactamente, un vuelo privado" digo, con una gran sonrisa.
Todos se miran entre ellos y sonríen de emoción. Salimos a los hangares y podemos ver un jet aparcado en medio. En ese momento, un hombre vestido de blanco con un chaleco naranja de alta visibilidad se acerca a nosotros.
"Buenos días, ¿son Eric Jaeger y compañía?" pregunta.
"Así es" digo.
"Excelente, por favor, ¿trae su identificación?" pregunta el sujeto.
Le muestro mi identificación y él sonríe.
"Entiendo, por favor, permítanme llevarlos" dice.
Tras eso, otro chico aparece en un pequeño vehículo en donde colocan nuestro equipaje.
Caminamos hasta el jet, en las escaleras de abordaje se encuentran los pilotos y una azafata muy bella con un uniforme elegante y ajustado.
"Buenos días, por favor, joven Eric y compañía, suban por favor, mientras los auxiliares suben su equipaje.
Todos los chicos se encontraban sorprendidos, a excepción de Emily, ella debe estar acostumbrada a situaciones así. En cuanto subimos, todos nos sentamos en asientos cómodos forrados con piel, por supuesto, me siento con Emily frente a Diana y Sandra mientras tenemos una pequeña mesa en medio de nosotros.
"Es increíble, Eric, no sabía que tenías un avión privado" dice Sandra.
"Yo no, mi padre, justo ayer lo usaron para viajar a Los Cabos, ahora vamos nosotros" digo.
En cuanto todo nuestro equipaje está a bordo, los pilotos suben al igual que la azafata, las escaleras son retiradas y la puerta es cerrada. En ese momento, el jet comienza a vibrar ligeramente, parece ser que ha sido encendido. Mientras tanto, la azafata entra en la cabina y parece estar hablando con los pilotos.
En ese momento, alguien toca mi hombro y miro detrás de mi asiento.
"Eric, ¿tienes algo de beber? No sé, ¿alcohol?" pregunta Eduardo.
"Jajaja sí, dame un momento, ¿un tequila te basta?" pregunto.
Eduardo asiente mientras tiembla como un chihuahua recién bañado.
"¿Le vas a dar alcohol?" pregunta Diana.
"Ninguno de ustedes ha volado, es normal que tengan miedo" dice Emily.
"Yup, ella tiene razón" digo, mientras sirvo tequila reposado en un caballito.
Tras eso, se lo entrego a Eduardo, sin embargo, Sandra me toma del brazo y me pide uno también, luego Rodrigo, Karla y Diana. Parece que están bastante nerviosos.
"¿Quieres algo Emily?" pregunto.
"Agua está bien, gracias" responde.
Tomo una botella de agua y se la doy, luego, me siento en mi lugar.
"¿Ya están mejor?" pregunto.
Todos asienten, realmente parece haberles servido, los veo un poco más tranquilos.
En ese momento, el avión comienza a vibrar un poco más, así, la azafata cierra la puerta de la cabina y camina rumbo a la barra de bebidas, mientras tanto, el piloto comienza a dar indicaciones.
"Buenos días, jóvenes pasajeros. Estamos por despegar, partiendo del Aeropuerto Nacional de Minatitlán rumbo al Aeropuerto Internacional de Los Cabos, un vuelo con tiempo estimado de 3 horas, les pedimos que permanezcan en sus asientos hasta que la campana de seguridad suene, de antemano muchas gracias y feliz viaje".
La azafata se para frente a todos y comienza a dar indicaciones acerca de los asientos y los cinturones de seguridad, máscaras de oxígeno y chalecos salvavidas ubicados en el avión, así como paracaídas. Tras eso, ella se sienta en un lugar especial detrás de la cabina y abrocha su cinturón.
El avión comienza a moverse lentamente hasta incorporarse en la pista de despegue, estando allí se da la vuelta y se detiene por un momento. Tras casi un minuto, el avión comienza a avanzar y su velocidad se incrementa progresivamente a tal punto de ir lo suficientemente rápido como para comenzar a elevarse. La sensación de un vacío en mi estómago se hace presente.
"¡Ay no! ¡Ay no!" exclama Sandra.
"¡No mames! ¡No! ¡Carajo!" exclama Eduardo con fuerza.
Por otro lado, Diana, Karla y Rodrigo permanecen sujetos a sus asientos con fuerza, como si fueran gatos asustados. Sin embargo, la hermana de Rodrigo se ríe con emoción de los sentimientos al volar.
Sin más, todo comienza a alejarse del suelo, nos alejamos más y más al punto de ver todo como hormigas. Tras unos minutos, la campana suena y es en este momento que la azafata se levanta de su asiento.
"Ya pueden caminar libremente, ya estamos seguros" dice con una sonrisa.
"¿Algo que gusten de beber?" pregunta.
"Yo quiero otro tequila" responde Eduardo.
Todos miran a través de las ventanas y toman fotos, graban videos, están demasiado asombrados, la verdad es que, si vuelo con mi familia, pero no tan seguido, mi padre suele preferir conducir. Los paisajes desde aquí arriba me gustan mucho, por ejemplo, puedo ver la ciudad de Coatzacoalcos y ver el mar al mismo tiempo.
Con eso, el tiempo avanza, entre juegos de mesa, comida y bebidas, llegamos a Los Cabos, donde el avión aterrizó y los chicos nuevamente se mostraron nerviosos y aterrados. En cuanto nos bajamos del avión todos parecían caminar aturdidos, estaban perplejos.
"Bueno, ya llegamos" digo, observando a todos lados.
"¿Qué procede?" pregunta Emily.
"Pues, mis padres vendrían por nosotros, pero, vamos rumbo a la sala de espera" digo.
Todos caminamos hacia la sala de espera, justo en la entrada puedo ver a mi madre de pie, con un vestido ligero y un sombrero de sol bastante grande. Ella está mirando hacia todos lados, es entonces que tras varios intentos finalmente nos ve.
"¡Eric, mi amor!" exclama a la distancia corriendo hacia mí.
"Ella, chicos, es mi mamá" digo.
En cuanto llega conmigo, mi madre me abraza con fuerza.
"Ay, mi bebé, qué bueno verte de nuevo. Y estos son tus amigos, ¿verdad?" dice.
"Así es, ellos son Rodrigo, Eduardo, Karla, Sandra, Diana y Emily. Ah, y esta pequeñita es la hermana de Rodrigo" digo, presentando a todos.
"Un placer conocerlos, yo soy la madre de este chico apuesto, espero que haya sido bueno con ustedes. Me llamo Graciela" dice mi madre estrechando la mano de todos.
"Un placer, señora" responden todos.
"¿Les parece que nos vayamos?" pregunta.
"Sí, claro" respondemos.
Salimos del aeropuerto y mi madre tiene estacionada una camioneta Odissey, en la cual todos nos subimos sin problemas.
"¿Y esta?" pregunto con sorpresa.
"Pues la rentamos, tu padre está pensando en comprar una propiedad por acá y tener autos aquí para poder movernos, pero, todo dependerá de algunos factores" dice mi madre.
Así, nos marchamos rumbo al hotel, tras más de cuarenta minutos llegamos a un hermoso hotel lujoso. Mi madre estaciona la camioneta y nos bajamos, el valet parking se acerca a nosotros y ella le entrega las llaves.
"Por favor, a las habitaciones 68, 67 y 66" dice.
"Con gusto" responde el valet.
Sin más, entramos al hotel a la orilla de la playa. Subimos con mi madre las escaleras y llegamos al lobby. El hotel tiene candelabros elegantes, un suelo liso realmente pulido, puedes ver tu reflejo con facilidad en él. Las paredes son de azulejos muy pulidos y los bordes tienen detalles al estilo barroco, hay muchas personas elegantes, altas y de cabello rubio, es evidente que no son de este país.
"Muy bien, chicos, pórtense bien, no fue fácil conseguir el permiso con sus familiares. Tomen sus llaves, chicos en la 68, chicas en la 67, la pequeñita dormirá con quien gusten, Eric, si gustas puedes dormir en la 66 donde estamos tu padre y yo, sino pues, puedes dormir con tus amigos" dice mi madre.
"Entiendo, creo que puedo dormir con mis amigos" digo.
"Entiendo, bueno, pues, vamos, yo tengo que ver algunas cosas del hotel, adelántense ustedes" dice mi madre.
Emily y los demás admiran con asombro nuestro alrededor, por ello los tomo de los hombros a todos y los llevo al ascensor, las habitaciones se encuentran en el onceavo piso.
"Vamos a las habitaciones" digo, empujándolos.
En cuanto llegamos a nuestras habitaciones, todos se dejan caer en las camas.
"¡Son tan cómodas!" exclama Sandra con una voz aguda mientras da vueltas como un cachorrito.
"Sí, demasiado" dice Karla con una gran sonrisa en su rostro, "podría dormirme en este momento".
"Bueno, pueden dormir por el momento, supongo que deben estar agotados por el viaje, así que es comprensible" digo.
Mientras todos platicamos, el botones entra a la habitación y deja varias de nuestras maletas.
"Esas a la habitación de al lado, por favor" digo.
Me acerco a él y le entrego un billete de quinientos pesos.
"Enseguida, señorito" dice.
"¿No estás exagerando?" pregunta Rodrigo.
"Pues, estoy acostumbrado a eso con mi familia" respondo.
"Bien chicos, ¿qué hacemos?" pregunto.
"Yo creo que deberíamos ir a comer primero" dice Eduardo.
"Sí, tienes razón, bueno, pues, dejen sus cosas y si se van a cambiar o algo, pues háganlo. Nos vemos en el lobby en diez minutos" digo.
Eduardo, Rodrigo y su hermana me siguen, así, salimos de la habitación y entramos a la nuestra. Nos acercamos a las ventanas y abrimos las cortinas, observando el mar y el horizonte.
"Es increíble, el agua es tan azul, es como un sueño" dice Eduardo.
"¡Quiero ir a la playa!" exclama la hermana de Rodrigo mientras él la carga para ver por la ventana.
"Tranquila, mañana iremos, vamos a comer, ¿no tienes hambre?" pregunta.
"Sí, tengo hambre, ¿qué comeremos?" pregunta la pequeña.
"Bueno, ya veremos, por el momento, si alguien se planea cambiar solo hágalo, en teoría hay dos baños por habitación, así que no debería haber problema con ello" digo, sacando el cargador de mi celular de mi maleta y conectándolo a un enchufe.
"Bien, pues, yo solo quiero ir al baño" dice Eduardo.
"Alicia, ¿quieres ir al baño?" pregunta Rodrigo.
"Hum, sí, voy" responde ella.
Observo con atención como es que Rodrigo trata a su hermana, es increíble, honestamente nunca lo había visto así, creo que, si yo tuviera una hermanita o hermano menor, los trataría igual, lo más cercano que tengo es Kim, y eso, ella solo es menor por unos cinco años.
En cuanto todos salen del baño bajamos al lobby y nos reunimos con las chicas, mi madre aparece de igual forma y se nos aproxima.
"Eric, ¿no irán a la playa?" pregunta mi madre.
"Sí, pero, primero queremos comer algo, ya después veremos qué hacer" digo.
"Bien, vamos al restaurante, tu padre y Ao están allí, no saben que ya llegaste" dice mi madre.
"Bien, vamos" digo.
Emily se me acerca y yo la tomo de la mano mientras caminamos rumbo al restaurante, aunque mi madre va un poco delante de nosotros puedo ver que nos ha visto en reojos y ha sonreído pícaramente sin decir una sola palabra.
En cuanto llegamos al restaurante, un delicioso aroma a mariscos y carnes nos abraza las narices.
"Ay, pero qué rico huele" dice Sandra.
"Sí, muero por comer algo" dice Rodrigo.
Mi madre nos lleva hasta una mesa redonda con suficientes asientos y nos sentamos, entonces, puedo ver de espaldas a mi padre con una camisa azul y pantalón blanco, sentado con Ao, quien lleva una camisa amarilla estilo guayabera con un short blanco, ellos no nos ven hasta que mi madre se les acerca.
Ella les dice algo y finalmente voltean hacia mí.
"¡Eric!" exclama Ao.
"¡Hey!" respondo, yendo hacia ellos.
Rápidamente abrazo a mi papá y saludo a Ao con un choque de puños. Por supuesto, veo a Amelia con un vestido ligero blanco, sentada con sus manos sobre su barriga.
"Mira eso, Amy. Es increíble" digo, saludándola con un beso en la mejilla.
"Qué bueno verte de nuevo, Eric" dice ella.
"Me alegro de que hayas podido venir con nosotros" dice Ao.
"Sí, bueno, también, ya sabes, quería traer a mis amigos con nosotros, y bueno, aquí están" respondo.
Mi padre y Ao miran hacia la mesa de nosotros y observan a los chicos. Ambos se acercan a saludar y entonces siento que alguien me abraza por la espalda.
Una chica, algo baja, delgada y de piel blanca y con una voz aguda me habla, "¡Eric!".
Me giro rápidamente y puedo ver que se trata de Kimberly, la hermana de Ao.
"¡Pero si tú también viniste! ¡Qué gusto verte!" exclamo, abrazándola con fuerza.
"Me alegro mucho de verte otra vez, veo que trajiste amigos" dice.
"Sí, así es" digo.
"Bueno, preséntame ante ese chico moreno que tiene a una niña a lado" dice.
No hace falta decir que se trata de Rodrigo.
"Oye, no. Es mayor que tú por cuatro años, además, no te conviene" digo.
Ay, Kim. Si supieras el tipo de basura que es Rodrigo.
Ella me mira molesta y me saca la lengua.
"¿Y tus papás?" pregunto mirando a todos lados.
"No quisieron venir, prefirieron quedarse arreglando un nuevo proyecto, pero nos dejaron venir a nosotros" responde ella.
"Ah, bueno. Me hubiera gustado verlos" digo.
Nos acercamos a nuestra mesa y presento a Kimberly ante todos mis amigos, ella, por supuesto, le guiña el ojo a Rodrigo y este le sonríe. Esto me molesta y alejo a Kim de la mesa tan rápido como puedo.
"Hey, tu prima sí que está en su punto" dice Rodrigo.
"Tócala y te mato, imbécil" le digo, con una mirada asesina.
Es entonces que puedo ver a mi madre mirando a Emily en reojos, provocando que ella se ponga nerviosa.
"¿Estás bien?" le pregunto a Emily.
Ella algo temblorosa me mira sonriendo.
"Es que, tu madre no deja de mirarme" dice.
"Sí, tienes razón, ven conmigo" le digo, tomándola de la mano y llevándola con mi familia.
"Eric, espera, ¿qué haces?" pregunta entre tartamudeos.
"Algo que debí hacer desde que llegamos" respondo.
Ambos nos paramos frente a ellos. Emily trata de ocultarse tras de mí y mi familia que estaba hablando, en cuanto nos miran se detienen y nos observan.
"Papá, mamá, Ao, Amelia, Kim, les presento a Emily, ella es mi novia" les digo.
Todos me miran congelados, a excepción de mis padres. Mi padre sonríe orgullosamente y se pone de pie.
"Así que ella es la chica de la familia Virgil que dijiste, bueno, pues es un placer, Emily, no esperábamos verte de nuevo" dice mi padre.
"Sí, es un placer" responde ella con nervios, una voz temblorosa y evitando mirar a mi padre.
¿Eh? ¿Se conocen?
"¿Se conocen?" pregunto con un rostro lleno de confusión.
"Pues, desde diciembre dijiste que estabas enamorado de una chica de la familia Virgil, y cuando la vi sentada en la mesa supuse que era ella. Pero, sí, la conozco, es hija de Maximiliano Virgil, nuestro nuevo accionista en Industrias Jaeger" responde mi padre, sacudiendo el cabello de Emily.
"Yo jamás pensé que usted fuera el padre de Eric, es un placer conocerlo" dice ella, haciendo una reverencia.
"No, pequeña, relájate, somos una familia. Ahora, si ambos están en planes amorosos, pues, significa mucho para ambas familias, espero que lleguen lejos" dice mi padre con una sonrisa orgullosa.
"Bueno, pues, Ao, ¿la conocías?" pregunto.
"Sí, la vi un par de veces hace tiempo, pero nunca pensé que te atrevieras a pegar lejos" dice sonriendo.
"Sea como sea, Emily, bienvenida a la familia, cuida de Eric, suele ser un poco torpe y despreocupado" dice mi madre.
Ella sonríe y levanta su mirada.
"Sí, muchas gracias" responde.
"Pues vaya noticia, sigan adelante, espero que sean los encargados de formar la familia Jaeger Virgil" dice mi padre.
Emily se sonroja tanto como un tomate, sin más, me la llevo a nuestra mesa y la ayudo a sentarse en su lugar.
"Es increíble, jamás pensé que mi padre te conociera" digo.
"Sí… bueno, me siento mejor, tu madre ha dejado de verme" dice Emily respirando profundo.
"Es que nos vio cuando nos tomamos de la mano, así que estaba esperando el momento a que te presentara como mi novia" digo.
Emily sonríe y sujeta mi mano con fuerza. Tras eso, el mesero llega y pedimos nuestras órdenes. Carnes y mariscos, cortes finos, bebidas sin alcohol, disfrutamos en todo momento de nuestro momento junto a la orilla de la playa. La carne tiene una textura suave y jugosa, los mariscos están en su punto, no cabe duda, son deliciosos.
Luego de comer, nos quedamos en nuestros asientos completamente llenos.
"No puedo comerme mi postre" dice Sandra.
"Sí, aunque el pastel se ve delicioso no puedo comerlo o vomitaré" dice Diana.
Emily aún no termina de comer, come tan lento como un animalito, usando los cubiertos educadamente, justo como se esperaría de alguien refinada. Unos minutos más pasan y ella no puede terminar su platillo.
"No puedo más, realmente estoy llena" dice, soltando los cubiertos.
En ese momento, Emily me mira en reojos con una expresión idéntica a la de un perrito triste.
"¿Me ayudarías?" pregunta.
Vamos, ya comí demasiado, pero, creo que puedo con eso.
"Bueno, está bien" digo.
Tomo su plato y devoro lo que ella ha dejado.
Si sigo comiendo así voy a engordar.
Esperamos unos minutos más a que nuestro alimento reposara y luego nos levantamos de la mesa.
"Iremos a la playa" digo.
"Claro, cielo, con cuidado" dice mi madre.
Salimos del restaurante y caminamos rumbo a la playa, la arena comienza a meterse en nuestras sandalias, una sensación algo molesta si me lo preguntas. Todos están fascinados por el color del agua.
"Es increíble, mira la cantidad de chicas tan hermosas y con un cuerpo de diosas que hay por aquí" dice Rodrigo.
Todos lo miramos con asco.
"¡Vamos! ¡Mírenlas! ¡No me van a decir que son feas!" exclama.
Seguimos caminando hasta llegar a la orilla del mar y nos tomamos fotos entre todos, individuales, jugamos un rato y nos sentamos en la arena a observar el atardecer.
"Es hermoso" dice Emily.
"Sí, así es" respondo, colocando mi brazo sobre sus hombros.
Ella recuesta su cabeza contra la mía y nos quedamos así observando como el sol se oculta lentamente tras los yates y el horizonte. Finalmente, el sol se oculta por completo y nos ponemos de pie para regresar al hotel.
"Bueno, mañana vendremos a disfrutar del agua" digo.
"¡Sí! ¡Nos vemos temprano!" exclama Sandra con euforia.
Tras tomar un baño, acomodarnos en nuestras habitaciones y apagar las luces, todos nos acostamos a dormir pues mañana nos espera un día lleno de diversión.
La mañana siguiente nos levantamos, nos damos una ducha y nos ponemos nuestros trajes de baño. Yo únicamente opto por ponerme unas bermudas y bloqueador, Rodrigo y Eduardo hacen lo mismo. Sin embargo, me miro en el espejo y veo esa cicatriz en mi pecho.
"¿Esa es…?" pregunta Rodrigo, sin poder terminar.
Únicamente sonrío y asiento gentilmente.
"No te preocupes, eso es lo de menos, viejo. Es solo una cicatriz, mira esos pectorales y ese abdomen definido, cualquier chica se va a excitar con verte" dice él con una mirada pícara.
Sin previo aviso, me pellizca el pezón izquierdo, "¡Rápido! ¡Cinco marcas de cigarro!".
"¡Imbécil!", exclamo, dándole un puñetazo en el rostro con todas mis fuerzas provocando que me suelte.
Todos están listos con sus trajes de baño, por otro lado, la pequeña Alicia lleva un traje de baño parecido al escolar, solo que con algunos holanes en sus hombros y cintura.
"¿Tienes flotadores?" le pregunto.
"No, yo sé nadar" responde Alicia con emoción.
Vaya, así que sabe nadar. Pensé que si vivías en un lugar donde no hay ríos o mar no es común el saber nadar, pero, veo que ellos rechazan la naturaleza de su hogar.
Tomo mi teléfono y caminamos rumbo al lobby, donde esperamos a las chicas ya que no han llegado.
"¿Se habrán adelantado?" pregunto.
"Probablemente, conociendo a Sandra seguramente las convenció de irse antes" dice Rodrigo.
Tomo mi teléfono y le escribo a Emily para saber en dónde se encuentran, sin embargo, Rodrigo me quita el teléfono repentinamente y gira mi cabeza con sus manos hacia el ascensor.
"¿Eh?"
Mis ojos se abren como dos enormes platos y mi quijada cae hasta el suelo al ver a Emily llegar con las chicas. Eduardo y Rodrigo se quedan helados al igual que yo.
Carajo, contrólate, amigo.
Emily camina algo nerviosa con su mirada hacia mí, pero puedo verla ruborizada de pena. Su traje de baño es un bikini y sostén delgado de color azul turquesa, su piel es tan blanca y tersa, nunca había visto su abdomen, está muy delgado e incluso me atrevería a decir que está algo definido, y, por si fuera poco, con cada paso que da sus pechos se tambalean. Jamás había tenido este sentimiento desde mi cumpleaños cuando nos quedamos a solas, pero tengo que admitir que está haciendo demasiado calor aquí, eso sin mencionar que creo que tengo que ocultar la carpa de circo en mis shorts.
Aunque la he visto con ropa ajustada jamás había visto lo hermoso y perfecto que es su cuerpo, sus caderas pronunciadas y su cintura delgada combinado con unas piernas no gruesas, pero tampoco delgadas, un término perfecto.
¡Mierda! ¡Tengo que controlarme! ¡Piensa en perritos! ¡Perritos lindos y cariñosos!
En ese momento, Diana comienza a reírse sin previo aviso y toca a Emily y Sandra de los hombros.
"Chicas, les han freído el cerebro" dice Diana mirándonos a los tres con una mirada atrevida.
¡Mierda! ¡Ella puede leer mentes! ¡Carajo, me ha atrapado!
Por otro lado, Emily no deja de mirarme de pies a cabeza, y con cada segundo que pasa se ruboriza todavía más.
Diana la mira y comienza a reírse todavía más.
"¡Si ustedes no tienen un hijo en menos de dos años me voy a sorprender! ¡Lo juro!" exclama entre risas.
Me pregunto qué pensamientos habría tenido Emily.
Diana lleva un traje de baño ligero de color negro, similar al de Emily, pero ella es muy delgada así que los chicos ni siquiera la miran. En cambio, Sandra, que es la que tiene más busto y trasero de todas, se lleva las miradas de Eduardo y Rodrigo. Sandra lleva un bikini con holanes de color rosado.
"Ni me vean así, con ninguno de ustedes hay oportunidad, cerdos" dice Sandra.
Cuando ella dice eso, ambos miran a Karla, quien lleva un monokini púrpura. Su cuerpo es un poco menos voluptuoso que el de Emily y los chicos la miran de pies a cabeza.
"Basta, si ya dejaron de pensar con su segunda cabeza hay que irnos" dice Karla.
Así, nos vamos a la playa y entramos al agua rápidamente. Disfrutamos la temperatura de la mañana, un calor intenso, pero con un agua fresca todavía no calentada por el sol.
Tomamos una pelota de playa y comenzamos a jugar volibol en medio de las olas, mi equipo es Diana, Emily y Alicia. El otro equipo tiene a Sandra, Rodrigo, Eduardo y Karla. Saltar en las olas es muy difícil, termino cayendo en diferentes ocasiones de espalda con tal de salvar la pelota.
"¡Vamos! ¡Vamos! ¡Sí se puede!" exclama Diana.
Alicia es muy buena jugando, aunque es muy pequeña, realmente sabe jugar volibol, claro, es una pelota enorme y con menos peso. Pero se puede mover incluso mejor que nosotros en el agua.
"¡Eso es!" exclamo al ver que la pelota toca el agua tras un gran golpe de parte de Emily.
Por supuesto, la abrazo con fuerza, mientras que Diana y Alicia las chocan con ella. Tras varios minutos jugando, mi equipo gana por una ventaja de solo dos puntos. Luego, comenzamos a jugar a las luchas de gallos, Emily se sube a mis hombros, Sandra a los de Rodrigo, Karla a los de Eduardo y Alice a los de Diana. Mi primer encuentro fue contra Sandra y Rodrigo.
"¡Vamos, Emily!" exclamo, mientras forcejeo con Rodrigo y ella con Sandra.
Emily intenta empujar a Sandra con todas sus fuerzas, "¡Ugh!".
Entre tantos forcejeos, yo logro empujar a Rodrigo y este pierde el equilibrio, mientras que Sandra logra empujar a Emily todos caemos al agua. Un empate para ambos. En cuanto nos levantamos comenzamos a reírnos de lo sucedido.
Pasamos el día haciendo competencias de nado, carreras en la orilla de la playa, tomándonos fotos juntos, haciendo castillos en la arena y enterrando a los demás. Enterramos a Rodrigo en la arena y con dos bultos le hicimos un par de grandes pechos para tomarle una foto. Fue un día hermoso, divertido, lleno de risas y momentos que seguramente recordaremos por siempre. Él juega mucho con su hermana, la carga y le arroja agua en la cara, son tan cercanos, estoy seguro de que Rodrigo ama a su hermana más que a nada en el mundo. No puedo evitar sonreír al verlo con ella.
Cerca de las tres de la tarde, decidimos almorzar en la parte externa del restaurante, nuestro apetito era incluso más grande que el de ayer, comimos el doble, pero sin preocupaciones. Permanecimos charlando la tarde hasta que el atardecer cayó nuevamente.
"Ahora que mi cuerpo se ha secado quiero sacarme la arena del trasero" dice Sandra.
"Yo puedo ayudarte" dice Rodrigo con una mirada seductora.
"Ni en tus más lúcidos sueños, cerdo" dice Sandra con una expresión de asco.
Todos se marchan y me quedo con Emily en el restaurante.
"¿Quieres ir a la playa?" pregunto.
"Claro, vamos" responde ella.
Caminamos lentamente sobre la arena y nos acercamos a las aguas del mar en medio de un atardecer.
"Gracias, Eric" dice ella.
"¿Eh? ¿Por qué?" pregunto.
Ella me mira mientras una sonrisa ilumina su rostro, "por ser como eres, tan lindo, atento y amable. Creo que no podría ser feliz con nadie más que no fueras tú".
Esas palabras tocan mi corazón con una gran calidez.
"De nada, Emi. Opino lo mismo, no sería feliz con otra chica, creo que hemos nacido el uno para el otro" le digo.
Ella se me acerca a mí y pasa su mano por mi cicatriz lentamente.
"¿Odias tu cicatriz?" pregunta.
"Sí… creo que no hubo necesidad de someterme a una maldita operación, pero, al final estoy aquí… y no sé, aunque solamente sea una cicatriz, me recuerda a ese momento horrible de mi vida" digo, con un rostro melancólico.
"Pues a mí me gusta, se ve tan linda, creo que todos tenemos algo que nos deja marcados de por vida" dice ella mientras acaricia suavemente mi cicatriza en el pecho.
"Pues si te gusta, entonces a mí también" digo, sonriendo.
Ella me sonríe como un ángel y entonces me da un pequeño beso mientras se pone ligeramente de puntas.
Con ese beso, la oscuridad nos golpea.
"Te amo, Eric" dice, mientras pone ambas manos en mi pecho.
"Y yo a ti, Emi" respondo, acariciando su mejilla derecha.
Ella inclina su cabeza hacia mi mano y cierra sus ojos por un instante.
Estos momentos me dan tanta paz, me hacen pensar que no hay nada allí afuera que pueda arruinar mi vida, y que todo lo que sufrí meses atrás fue para llegar hasta donde estoy. Esto me hace pensar que tal vez todo vale la pena, y solo por eso no odio tanto mi cicatriz, pues si no hubiera sufrido aquel paro cardíaco seguramente habría terminado en una relación que no duró más de un mes, con un círculo de amistades falsas y sin haber conocido a quien hasta el momento considero el amor de mi vida.
Por ahora, voy a disfrutar de esta semana con mis amigos al máximo, sin importar nada. Todos hemos disfrutado el día de hoy, sé que así será con los que restan.