Región: 138, Ciudad: Shitori
Lugar: Escuela Nacional de Shitori
Voz desconocida: "¡Hey!… Morgan, el mayor nos dijo que esta noche hay una misión."
Morgan: "Bien, Cris. Le avisaré hoy a Nick y Ameli."
Cris: "¿Y a todo esto, dónde están?"
La escena se abre con los hermanos Hyeok dispersos por la escuela. El bullicio escolar rodea a Morgan y Cris mientras hablan en unas gradas.
Morgan Hyeok, el mayor de los hermanos, es un líder natural. Su don de invocación de espíritus lo convierte en un estratega valioso. Sus decisiones son rápidas, y su poder le permite llamar a héroes o guerreros caídos en batalla cuando más los necesita.
Morgan es un chico con el pelo color café, con un peinado al estilo libro. Lleva un parche en su ojo derecho, mientras que su ojo izquierdo es de color café. Está vestido con el uniforme escolar.
Cris Hyeok, el segundo mayor, tiene un poder increíble: control de átomos. Su habilidad le da el poder de alterar la materia a nivel microscópico, descomponer objetos o crear estructuras invisibles para el ojo humano.
Cris es un chico con el pelo color café, con rulos caídos y ojos color café. Lleva lentes para la visión y su respectivo traje escolar.
Morgan: "Nick está en el taller de boxeo y Ameli en el de artes. Les avisaré ahora."
/ Sala de Artes /
Ameli Hyeok, la hermana menor, estaba completamente concentrada en un cuadro. Su don, proyección de dibujo, le permite traer a la realidad cualquier cosa que dibuje, convirtiéndola en una creadora de herramientas esenciales durante las misiones.
Ameli es una chica con el cabello corto y negro. Sus ojos son color ónix, y usa unos lentes redondos que rodean su rostro. Está vestida con un traje de pintor.
Ameli: "Morgan me dijo que tenemos una misión esta noche... será mejor que termine esto rápido."
/ Gimnasio /
En el gimnasio, Nick Hyeok, con su espíritu de lucha, entrenaba duro. Este don le permitía acceder a una fuerza y resistencia sobrehumanas, volviéndolo invencible en combates cuerpo a cuerpo.
NIck un chico con una cabellera con rulos color café que le llega a los hombros. Sus ojos son color café, y su torso estaba descubierto, mostrando su figura definida y musculosa. Llevaba puestos unos guantes de boxeo.
Al recibir el mensaje de Morgan, Nick dejó su entrenamiento, sabiendo que la misión requeriría toda su destreza física.
Horas después – La Casa Hyeok
Los cuatro hermanos llegaron a su casa tras un largo día de escuela. Como de costumbre, conversaban sobre sus clases y entrenamientos.
Félix Hyeok, su padre adoptivo, los esperaba. Aunque de baja estatura en comparación con Nick, su don de fuego espiritual le permitía controlar el fuego a voluntad, un poder devastador en combate. Conocido como "El Carnicero," Félix había entrenado a sus hijos no solo en el manejo de sus poderes, sino también en disciplina y estrategia.
Félix: "Hola chicos, espero que su día haya sido bueno... porque esta noche tienen una misión importante."
Los hermanos se miraron entre ellos, sabiendo que esto significaba algo serio.
Félix: "La misión es infiltrarse en un almacén industrial y robar información de una computadora central. Ya conocen la rutina, pero esta vez hay más en juego. La información es clave para evitar un conflicto mayor en la región."
Noche en la Casa Hyeok – El Arsenal
Los chicos bajaron al sótano, donde se encontraba la base subterránea de los Hyeok, llena de armas y trajes especiales. El lugar estaba equipado con todo lo que pudieran necesitar para sus operaciones clandestinas.
Félix: "Recuerden, el trabajo en equipo es crucial. Morgan, liderarás la misión. Cris, tu habilidad de controlar átomos será esencial para desactivar sistemas y abrir puertas sin dejar rastro. Ameli, tu don de proyección nos permitirá crear cualquier herramienta que necesiten durante la misión. Nick, tú eres la fuerza de choque. Confío en que puedas proteger a tus hermanos si las cosas se complican."
Morgan: "Entendido, viejo. Entramos, extraemos los datos, y salimos rápido."
En el Almacén Industrial Omega
El almacén era enorme, y las luces parpadeaban tenuemente en la noche. Los hermanos se acercaron con cautela, analizando el lugar.
Morgan: "Ameli, crea un duplicado de las tarjetas de acceso."
Ameli rápidamente sacó su cuaderno y empezó a dibujar. En cuestión de segundos, tarjetas idénticas aparecieron en su mano.
Ameli: "Aquí tienes. Esto debería abrir las puertas principales."
Usaron las tarjetas para acceder al edificio. Una vez dentro, encontraron una serie de cámaras de seguridad.
Cris: "Déjenmelo a mí."
Con un simple movimiento de su mano, Cris descompuso los circuitos de las cámaras, dejándolas inútiles.
Morgan: "Bien hecho, sigamos."
Primer obstáculo: Guardias
Avanzaron por los pasillos cuando de repente, dos guardias armados aparecieron.
Nick: "Es mi turno."
Con velocidad y fuerza, Nick desarmó a los guardias antes de que pudieran siquiera reaccionar. Los dejó inconscientes en el suelo.
Nick: "Listo. Sigamos adelante."
Segundo obstáculo: Cerradura avanzada
Llegaron a una puerta de seguridad que bloqueaba el acceso a la computadora central. El sistema era impenetrable por medios normales.
Morgan: "Cris, ¿puedes descomponerlo?"
Cris: "No exactamente. Esta puerta tiene un sistema que se autoregenera, pero puedo alterar los átomos de la cerradura para que nos dé acceso por un tiempo limitado."
Con una precisión increíble, Cris manipuló los átomos de la cerradura, permitiéndoles entrar antes de que el sistema se restableciera.
En la sala de control, encontraron la computadora central. Ameli rápidamente dibujó una interfaz que permitía hackear el sistema sin ser detectados.
Morgan: "Descargando los datos… pero algo no va bien."
Las alarmas comenzaron a sonar. Los guardias se movilizaron rápidamente.
Morgan: "¡Nick, prepárate!"
Los guardias llegaron en cuestión de segundos. Morgan, sabiendo que la situación se estaba complicando, decidió usar su don. Se quitó el parche de su ojo derecho, permitiendo que los espíritus lo rodearan.
Uno de los héroes invocados, un antiguo guerrero, se abalanzó sobre los guardias, dándoles a los chicos el tiempo necesario para terminar de robar los datos.
Morgan: "¡Todos, al punto de extracción!"
Con los datos en su poder, salieron del almacén justo cuando los refuerzos llegaban. Morgan invocó al espíritu de un héroe piloto fallecido para que les abriera un portal, permitiendo a los hermanos escapar hacia un lugar seguro.
De regreso en la base subterránea, Félix los esperaba.
Félix: "Misión cumplida. Sabía que podrían manejarlo."
Morgan: "Lo logramos gracias al trabajo en equipo."
Los hermanos, exhaustos pero satisfechos, sabían que habían completado otra misión exitosa, pero también que esta no sería la última.
/cambio de escena/
La escena se abre en un callejón oscuro y desolado. Reith camina lentamente, con pasos tambaleantes, su cuerpo cubierto de heridas. Su respiración es acelerada, el dolor evidente en cada movimiento. Sus ojos, ocultos bajo el peso del cansancio, luchan por mantenerse abiertos. Sangre gotea desde una herida en su brazo y su ropa está rasgada, manchada por la pelea.
Reith alcanza la pared del callejón y se deja caer al suelo, apoyando su espalda contra el frío concreto. Cierra los ojos por un momento, intentando regular su respiración, pero el dolor en su costado lo hace jadear.
Reith (pensando): "Maldito ilusionista... casi me mata..."
El sonido del tráfico lejano y el eco de pasos se mezclan en la distancia, pero para Reith, el mundo comienza a desvanecerse mientras se sumerge en sus recuerdos.
Horas atrás, en la base de Víctor...
Reith estaba en la oscura sala de operaciones, sentado frente a Víctor. La luz parpadeante iluminaba levemente la habitación, reflejando el rostro serio de Víctor, quien estaba recibiendo informes en una pantalla.
Víctor: "Tenemos una nueva misión para ti, chico. Esta vez, es más peligrosa que las anteriores."
Reith se cruza de brazos, su máscara descansando en la mesa frente a él. Aunque había enfrentado peligros antes, el tono grave de Víctor lo hizo tensarse.
Reith: "¿De qué se trata esta vez?"
Víctor: "Archivos clasificados de la Corporación Shitori. Según nuestros informes, contienen información crítica que puede desestabilizar la región. Tu objetivo es infiltrarte en uno de sus laboratorios subterráneos y sacar esos datos antes de que los trasladen."
Reith asintió, escuchando atentamente mientras Víctor continuaba.
Víctor: "Sin embargo, hay un problema. Tienen a un villano protegiendo las instalaciones. Su don es la ilusión. Manipula la realidad a su antojo, creando escenarios que parecen reales. Pocos sobreviven a su engaño, así que no bajes la guardia."
Reith frunció el ceño. Las ilusiones eran un enemigo difícil, incluso con sus habilidades.
Reith: "Entendido. Iré preparado."
Víctor: "Recuerda, tienes solo unas horas antes de que trasladen la información. Hazlo rápido y con el menor contacto posible. Tienes tus habilidades, pero este tipo es peligroso. Si sientes que no puedes, retírate."
Reith se levantó, agarrando su máscara y colocándosela lentamente, con los ojos huecos iluminados por un tenue brillo morado.
Reith: "Volveré con esos archivos."
/salto de escena/
La misión comenzó sin problemas. Reith se infiltró en el laboratorio subterráneo utilizando su habilidad de súper velocidad para moverse entre las sombras. Usó su poder de control de gravedad para desactivar algunas de las trampas en los pasillos, haciendo que los sensores no pudieran detectarlo. Cuando llegó a la sala de servidores, las luces parpadearon.
Reith (pensando): "Demasiado fácil..."
De repente, el ambiente cambió. El suelo bajo sus pies se distorsionó, y las paredes parecieron derretirse. La temperatura bajó drásticamente, y Reith sintió cómo su percepción se volvía borrosa.
Una risa siniestra resonó en la habitación.
Villano: "¿En serio pensaste que podrías entrar aquí tan fácilmente? Este es mi dominio, y ahora estás atrapado en mi ilusión."
Reith desenfundó sus armas, preparado para cualquier cosa. Pero las imágenes que veía a su alrededor cambiaban constantemente. En un momento, estaba en el laboratorio; al siguiente, en una desértica llanura, con el cielo cayendo sobre él.
Reith: "¡Maldito ilusionista!"
Concentrándose, Reith activó su sistema de poderes, tratando de discernir la verdadera naturaleza del villano. Poco a poco, la realidad comenzó a desenmascararse, pero la pelea no era fácil. El villano jugaba con su mente, y aunque Reith lograba esquivar algunos de sus ataques usando su súper fuerza y velocidad, cada golpe que recibía se sentía como si atravesara su piel y músculos con fuego.
Reith (pensando): "No puedo confiar en lo que veo... pero puedo confiar en lo que siento."
Utilizando su habilidad de expansión de gravedad, Reith intentó controlar el entorno, aumentando el peso de todo a su alrededor para desestabilizar al ilusionista. Pero el enemigo seguía moviéndose como una sombra, desdibujando los límites de lo real.
Reith luchaba, cada vez más herido y agotado. Pero en un último esfuerzo, usó lo que quedaba de su energía para focalizar su habilidad de visualizar poderes y rastrear al villano, revelando su posición verdadera entre las ilusiones.
Con un rápido movimiento, lanzó un ataque certero, atravesando las ilusiones. El villano cayó al suelo, herido y inconsciente, pero Reith también había recibido un daño considerable. Tomó los archivos de la computadora con el dispositivo de hackeo y salió del edificio antes de que llegaran los refuerzos.
/ De Regreso al callejón/
Reith abre los ojos de nuevo, jadeando. Aún sentado en el suelo, observa las luces tenues de la ciudad que parpadean en la distancia. Ha cumplido su misión, pero a un alto costo.
Reith (pensando): "Lo logré... pero casi no la cuento."
Apoyándose en la pared, Reith lucha por ponerse de pie, decidido a regresar a la base, a pesar del dolor que lo consume.
/Regreso a la Base/
Reith avanzaba por las calles silenciosas de la ciudad, todavía tambaleante. Su cuerpo estaba cubierto de vendajes improvisados que apenas podían contener el flujo de sangre de sus heridas. A pesar de todo, mantenía un paso firme, aunque lento. El cielo nocturno lo cubría, pero sus pensamientos estaban enfocados en una sola cosa: regresar a la base y entregar los archivos.
Al llegar al edificio abandonado donde estaba la base de operaciones, Reith forzó la puerta de metal oxidado y bajó por las escaleras hacia el sótano. Cada paso era un esfuerzo, pero lo había logrado. Frente a la gran puerta metálica, apoyó una mano en el panel de seguridad y la puerta se abrió con un fuerte crujido.
Dentro, Víctor estaba esperándolo, sentado en su usual silla de cuero, con los brazos cruzados. Al ver a Reith, su expresión se endureció, notando de inmediato las heridas del chico.
Víctor: "Vaya, chico... parece que la misión no fue tan limpia como esperabas."
Reith se dejó caer en la silla frente a Víctor, sacando un dispositivo de su chaqueta. Respiraba con dificultad, pero logró esbozar una ligera sonrisa, señal de que había cumplido su objetivo.
Reith: "Lo logré... aunque el maldito ilusionista casi me mata. Tuve que... usar todo lo que tenía para encontrarlo entre sus trucos."
Víctor tomó el dispositivo y lo colocó en la mesa frente a él. Lo examinó brevemente antes de volver su mirada a Reith.
Víctor: "¿Te enfrentaste al ilusionista? Ese tipo es conocido por destrozar a sus oponentes mentalmente... ¿Cómo lograste salir?"
Reith respiró profundo, su cuerpo aún temblando por el agotamiento.
Reith: "Su don era un problema... nada era real, todo parecía una trampa... pero usé el sistema de poderes para localizarlo. Pude expandir la gravedad y desorientarlo, pero me costó mucho. Apenas logré escapar antes de que las cosas se pusieran peores."
Víctor asintió, con una expresión de respeto en su rostro. Sabía que Reith había estado en una situación crítica, pero también sabía que el chico tenía la habilidad y la tenacidad para sobrevivir.
Víctor: "Hiciste bien, chico. Tienes agallas... más de las que muchos de mis antiguos compañeros jamás tuvieron. Ahora, ve a descansar. Nos ocuparemos de los archivos después."
Reith se levantó lentamente, su cuerpo protestando con cada movimiento.
Reith: "Necesito una ducha... y algo fuerte para el dolor."
Víctor esbozó una ligera sonrisa, el tipo de sonrisa que solo mostraba cuando estaba orgulloso.
Víctor: "Ve, te lo mereces. Hablaremos más tarde."
Reith asintió y se retiró lentamente, dejando a Víctor con el dispositivo en la mano y la satisfacción de saber que, una vez más, había sobrevivido para cumplir con su deber.