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Qi Shuli no tenía motivo para esconder las cartas, no albergaba enemistad ni rencor contra ella.
¡Impresionante!
Si las cartas realmente llegaban a manos de Qi Jianguo, si seguían siendo las que sus padres y Huo Yingjie escribieron era algo que He Tiantian no podía confirmar. ¡Después de todo, la reputación de Qi Jianguo en su vida pasada era notoria!
—No hace falta, yo misma iré a buscar las cartas —dijo He Tiantian—. ¡Tengo otras cosas que hacer!
Qi Jianguo pensó que He Tiantian le estaría agradecida, pero ella permaneció tan fría como siempre. Una chica tan joven con la guardia tan alta, ¡tendría que esforzarse mucho para lograr su objetivo!
No poder entregar las cartas y dejar que He Tiantian fuera al comité del pueblo a buscarlas tampoco era mala idea.
Para entonces, podría encontrarse con He Tiantian abiertamente bajo el pretexto de ayudar a su tío, Qi Shuli. Solo con una mujer, algo bueno podría suceder.
