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—No te preocupes, ¡yo estoy aquí! —tranquilizó Huo Yingjie a Qian Miaomiao—. Si la gente está bien, no importa si perdemos los datos. Todo está en nuestras cabezas.
—Sí, mientras la gente esté segura, los datos están seguros —la conmovida Qian Miaomiao se sintió algo aliviada al escuchar las palabras del Jefe.
Sin embargo, el accidente fue demasiado repentino; fue completamente imprevisto.
—Jefe, la explosión comenzó en el sector de Zhou Yuanchao. No tengo idea de qué tipo de material puso allí para causar tal incidente —dijo Qian Miaomiao—. Pero Zhou Yuanchao es usualmente un tipo rudo, es extremadamente meticuloso en el trabajo y no cometería un error de novato como escoger el material equivocado.
—¡Sí, yo también creo en Zhou Yuanchao! —asintió Huo Yingjie.
Mientras hablaban, el Jefe de Ingeniería Sun se acercó. Al ver a Huo Yingjie, soltó un leve suspiro de alivio y preguntó:
—¿Qué pasa con los demás?
