—¡Dios mío!
—¡Personajes de los que solo se oía en películas o historias, resultaron estar justo a su lado!
—¡Realmente no lo vi venir! —murmuró la Hermana Wu—. No es de extrañar que encontrara la Aldea Qijia más pacífica que otros lugares, ¡resulta que había un gran Buda cuidando!
—Sí, realmente no lo vi venir —hizo eco Ye Xiaofan—. Es bueno que hayamos conocido al Viejo Qi antes.
—No necesitas estar tenso, el viejo héroe no es tan particular, deberíamos actuar como antes, hacer cosas con una mentalidad ordinaria, tratar a la gente con un corazón ordinario. Por cierto, la Hermana Wu y yo ya hemos escrito un informe y lo hemos certificado en el pueblo. Ahora que no pasa nada en el pueblo, nos gustaría tomar licencia y regresar a nuestro pueblo natal, ver a ambos conjuntos de padres y ordenar nuestro matrimonio. —Wang Lei se rió.