Xiao Changyi ya llevaba media hora cargándola, y apenas habían recorrido la mitad de la distancia hacia la ciudad. La carreta de bueyes de Wu Mazi hace tiempo que había pasado por su lado. An Jing apretó los labios y finalmente habló.
—Xiao Changyi, te he causado problemas...
—Nunca —se detuvo y luego Xiao Changyi dijo:
— Esas palabras no deben decirse de nuevo en el futuro —se detuvo otra vez:
— Me enfadaría.
Sin expresión alguna, el hombre dijo que se enfadaría, y An Jing pensó que este hombre era realmente demasiado adorable. La alegría y la dulzura llenaban su corazón y se reflejaban en su rostro.
—Eres realmente bueno~ —An Jing apretó más sus manos alrededor del cuello de Xiao Changyi.
—Esas palabras no deben decirse de nuevo en el futuro —repitió su declaración anterior muy en serio—. Necesito una promesa de ella.
Con una sonrisa en los ojos, An Jing respondió:
