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Wu Xiaoshan y el jefe de la aldea fueron llevados de vuelta a la Aldea Jiuping por los Funcionarios del Gobierno por el camino. Ambos habían sido golpeados tan brutalmente que no podían caminar en absoluto.
En comparación con el jefe de la aldea, Wu Xiaoshan era joven y fuerte. Aunque había sido golpeado la última vez, se había recuperado, pero ahora había soportado una nueva paliza. Aunque no había sido reducido a un soplo como había sido el jefe de la aldea, también fue golpeado hasta el borde de su vida.
En cuanto el Oficial del Gobierno llegó a la Aldea Jiuping, anunció la orden del Señor Magistrado del Condado: desde ahora, la Aldea Jiuping sería gobernada directamente por el Gobierno del Condado, con Funcionarios del Gobierno patrullando el pueblo diariamente. —¡Quien se atreviera a causar problemas de nuevo no se iría sin castigo!
