—Xiaojing, ¿ya te has acostumbrado al trabajo? Tu mamá te extraña tanto que ni siquiera puede dormir bien por la noche... —la que hablaba era como una tía para Xiaojing, su vecina.
Al oír esto, Xiaojing sonrió ampliamente:
—¿En serio? Tía, ¿dónde está mi mamá?
Estaba ansiosa por llegar a casa y compartir las historias divertidas de la fábrica con su familia.
La vecina señaló no muy lejos y dijo:
—Allá.
Una vez que Xiaojing obtuvo la ubicación precisa, se lo dijo a Lin Tang y luego salió corriendo.
Solo pensar en que su mamá la extrañaba hacía que la joven se emocionara increíblemente.
Lin Lu vio a su hija regresar desde la distancia y elevó la voz:
—¡Tangtang!
Al ver a su papá saludándola con la mano, Lin Tang asintió a los tíos y tías en el pueblo y comenzó a correr hacia su padre.
El suelo bajo sus pies estaba cubierto de espeso trigo, ligeramente resbaladizo pero sustancial.
—Papá, he vuelto a casa por las vacaciones —dijo Lin Tang con una sonrisa.
