Hutou, al ver la expresión severa de su madre, tembló ligeramente.
Se apresuró a entrar en la cocina, agarrar un par de palillos y se los entregó a Lin Tang.
Lin Tang estaba completamente confundida y no tenía idea de qué estaba tramando su cuñada esta vez.
—¿Qué significa esto? —preguntó.
Zhou Mei sonrió, su rostro mostraba una calidez sin precedentes y un entusiasmo evidente por agradar.
—Estos son los vegetales encurtidos que hice, deberías probarlos —dijo, mirando a Lin Tang con expectación.
—Pero ya he comido.
Zhou Mei, sin desanimarse y con una insistencia poco usual, dijo:
—¡Solo prueba un bocado!
Lin Qingshui miró a su esposa como si ella fuera una extraterrestre, su cara llena de incredulidad.
—¡Eh! ¿Mi tonta esposa se ha vuelto generosa? —Pero de hecho, él quería que su hermana probara los encurtidos porque realmente sabían bien.
—Tangtang, si tu segunda cuñada te pide que comas, solo pruébalo. Definitivamente no te decepcionará —dijo.
