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En ese momento, hizo una pausa por un instante.
Los corazones de Qin Minsheng y los demás estaban colgados una vez más.
Tum, tum, tum...
Como si estuvieran a punto de saltar de sus pechos.
Este lote de maquinaria era de gran importancia y estaba relacionado con el futuro desarrollo de la fábrica.
Si conseguían traerlo, la reputación de la Primera Fábrica Textil de Algodón estaría asegurada.
Si otra fábrica se hiciera con él, eso...
Ansiosa por dentro hasta la muerte, líderes como Qin Minsheng en la fábrica miraban fijamente a Gu Yingzhou, esperando su respuesta.
Gu Yingzhou levantó lentamente la mirada, sus rasgos claros y guapos.
Una calma de estrategia emanaba de todo su ser.
Tomó un sorbo de té para limpiar el sabor en su boca.
Luego continuó metódicamente, —Puedo venderles este lote de maquinaria, y no pediré precios exorbitantes.
—Pero los problemas técnicos, tendrán que superarlos por su cuenta.