—Ay querido, mi querido cuñado, sé que me aprecias y quieres defenderme, pero este alboroto me parece un poco excesivo...
¡Qué lío!
Zhang Yongchang frunció el ceño y miró a Chang Yuanda —Está bien, basta de charlas. Deberías volver a tus propios asuntos.
Ignorando su mirada atónita, Zhang Yongchang agarró la cesta de bambú y el tofu y se dirigió hacia la cocina. Luego se detuvo después de unos pasos y dijo —Ah, sí, de ahora en adelante, ya no necesitas entregar tofu a la Torre Fushun.
¿Qué?
Chang Yuanda casi se desencaja la mandíbula del asombro.
¿Acaso no había defendido Zhang Yongchang su negocio porque la tienda de tofu se había visto afectada, incluso volcando un puesto de tofu? ¿Ahora decía que no necesita más su tofu?
¿Qué estaba pasando?
Chang Yuanda estaba completamente desconcertado y no podía entender por qué.
Sun Xing al lado estaba igualmente asombrado, con los ojos muy abiertos.
