De pie frente al espejo, vestida con un elegante pero sencillo vestido blanco, los labios de Penny se curvaron en una sonrisa. Lentamente, una mano apareció en su hombro—Allison, observando el reflejo de su hija desde atrás.
—Aún no es la boda y ya estás tan deslumbrante, mi niña —dijo Allison, apretando los labios mientras sus ojos comenzaban a picar—. No puedo creer que seas... una mujer ahora.
Penny se volvió hacia su madre, quien la había estado ayudando a prepararse. Sostenía suavemente la mano de Allison, parpadeando tiernamente. Penny no dijo nada, percibiendo que su madre estaba al borde de las lágrimas.
Allison sollozó, acariciando el costado de la cabeza de Penny—. Si las cosas se ponen difíciles, solo vuelve a casa, ¿de acuerdo?
Penny asintió con una sonrisa.