—Hoy conocí a tu madre.
Después de la cena, era tradición que Alix y Caishen tuvieran algún tipo de conversación.
Una nueva adición a su rutina era que Caishen sumergiera sus pies en agua tibia con hierbas que Alix le proporcionaba.
Él estaba sentado en una silla con las piernas en un recipiente mientras Alix estaba sentada frente a él con las piernas cruzadas.
Ambos ya estaban vestidos para ir a la cama, pero ella tenía una toalla en la cabeza y un chupetín en la boca.
—Escuché que vendiste una composición clásica original por cinco millones. Felicitaciones, están en orden —mencionó él.
Ella asintió y se aplaudió a sí misma con una gran sonrisa en los labios.
—Gracias —respondió ella.
—¿Debería haber venido a casa con flores? —preguntó él.
Asintiendo con la cabeza, ella respondió, —Sí. Ahora que lo mencionas, estoy bastante triste de que no me hayas traído nada. Yo, por otro lado, te compré un bonito anillo de jade.
