—Todavía tengo que agradecerte, señora, por tu cooperación —dijo Wei Ruo riendo.
Wei Ruo había informado a la señora Yuan de sus esquemas con anticipación, con la intención de usar esta ocasión para promover su nueva tela.
Aunque ya estaban bien familiarizadas, sin embargo, cuando realizaba tales acciones, Wei Ruo no planeaba pasar por encima de la señora Yuan. En cambio, presentaba su plan y buscaba su consentimiento antes de ejecutarlos.
—Es un asunto tan pequeño, no hay necesidad de ser amables conmigo, especialmente cuando yo también conseguí un trozo de tela tan bueno de ti. Honestamente, me gusta mucho esta tela. El color es tan especial. Una vez que haga un vestido con ella, no solo en la prefectura de Taizhou, incluso cuando regrese a la Ciudad Capital, temo que nadie tendrá un color idéntico —respondió la señora Yuan con una sonrisa amable.
Luego, la señora Yuan preguntó curiosamente a Wei Ruo: