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Zhou Siyu pudo ver sus pensamientos y entró en pánico inmediatamente, aferrándose a él —Tío, ahora que las cosas han llegado a este punto, definitivamente no podemos dejar salir a mi hermana. Si no la dejamos salir, solo tienes que insistir en que esto no tiene nada que ver contigo. A lo sumo, solo me odiará a mí. Pero si descubre que fuiste tú quien la encerró, ¿realmente crees que no te odiará?
—Escuchaste lo que dijo ella justo ahora. Si no la dejamos salir, ella nunca me reconocerá como su padre y no volverá a este hogar —fue demasiado tonto, pensando que su hija era demasiado estúpida y metiéndose en una situación tan incómoda.
Afortunadamente, todavía no era demasiado tarde para rectificar.