—Lu Siyuan, ¿qué estás haciendo? —Li Qiumei se apresuró en llegar y agarró al furioso Lu Siyuan.
Hacía tiempo que había percibido que algo iba mal en la relación entre estos dos estudiantes, y efectivamente, se atrevieron a hacer tal escándalo, dejándola en verdadera vergüenza. En sus muchos años de docencia, nunca se había encontrado con estudiantes tan difíciles.
Lu Siyuan empujó a Li Qiumei, decidido a sacarle algunos dientes a Sun He para enseñarle las consecuencias de decir disparates.
—La lucha no es la solución fundamental a los problemas; los sabios son expertos en mantener la calma —dijo fríamente He Nan, quien hasta entonces había estado en silencio. Su rostro no mostraba emoción alguna, pero sus palabras llevaban una profunda autoridad.
Li Yue no esperaba que He Nan aconsejara a Lu Siyuan y le lanzó una mirada curiosa, pero no dijo nada.
