Al oír decir eso a Wang Erfeng, Zhou Siyu dijo dulcemente —Tía, usted también es bendecida, ya sabe, con su hijo estudiando tan bien. Una vez que entre a la Universidad de Pekín en el futuro, ¿no se sentirá orgullosa? Para entonces, todos en la calle le tendrán envidia.
—Niña, seguro que tienes labia —Wang Erfeng sonrió tanto que apenas podía cerrar la boca—. Vuelve a mirar y ve qué pieza te gusta, te la venderé al costo.
A todos les gusta escuchar cumplidos, especialmente cuando se trata de su querido hijo. Venderle a Zhou Siyu al costo estaba fuera de discusión, pero realmente planeaba ganar un poco menos.
Una vez que Wang Erfeng dijo eso, el ánimo de Zhou Lanfang también mejoró, y las tres se rieron y sonrieron.
Zhou Siyu eligió un par de pantalones negros y una chaqueta rosa. Había querido comprar una azul claro también, pero temía que otros dijeran que estaba copiando a Shen Mianmian, así que deliberadamente eligió un estilo similar pero en un color diferente.
