La mente de Shen Mianmian giraba rápidamente y de repente, con un parpadeo, se encontró con la mirada de He Nan con una cara llena de desconocimiento, y luego se disculpó seriamente.
—Lo siento, no lo hice a propósito —dijo ella.
Habiendo dicho eso, se alejó.
Incluso sin un espejo, sabía cómo se veía ahora mismo: desaliñada y sucia. Hermano Mayor He incluso podría pensar que la había confundido con otra persona.
La expresión de He Nan se ensombreció. Esta niña, pretendiendo que no lo reconoce.
Justo cuando estaba a punto de pasar junto a él, él agarró su brazo y, con una mirada de soslayo, notó por primera vez que había un poco de sangre debajo de su oreja, como si fuera un rasguño.
El pelo de adelante lo había cubierto, así que no lo había visto antes.
Ese rasguño podría parecer insignificante en él, pero en ella, le pareció particularmente notorio.
