—Niña muerta, ¿a quién llamas fantasma? —Wang Erfeng la fulminó con la mirada, sus ojos saltones, señalando a Lu Siyuan. —Un par de pequeños mendigos, no pueden permitirse ropa y aún así están aquí trasteando, ¿y yo no puedo hablar? Si no vigilo de cerca, quién sabe, podrían haber robado la ropa.
Wang Erfeng, vendiendo sus mercancías, siempre le gustaba mirar a la gente desde arriba con sus 'ojo de perro'. Si veía a alguien vestido bien, tenía una buena actitud. Pero si alguien que compraba ropa no estaba vestido según sus estándares, se convertía toda en narices y sin ojos, echándolos con unas cuantas palabras duras.
La gente común no se molestaba en discutir con ella, pero inevitablemente, uno se encontraría con alguien como Lu Siyuan.
—Cuida tu boca, no pienses que solo porque eres vieja y una anciana, no te voy a poner la mano encima.
Lu Siyuan estaba irritado. ¿Qué quería decir con eso de 'deslizar ropa'? ¿No estaba sugiriendo robar?
