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—Tía, siempre supe que tú eras quien más me quería —Zhou Siyu abrazó el brazo de Zhou Lanfang, conmovida más allá de las palabras.
—Te he criado como si fueras mi propia hija, ¿a quién iba a mimar si no a ti? —Zhou Lanfang le acarició el pelo—. ¿Estás feliz ahora?
—Feliz —respondió Zhou Siyu, con las lágrimas tornándose en risas.
—Solo concéntrate en tus estudios y no te preocupes por nada más —aconsejó Zhou Lanfang.
¿Esa semilla salvaje quiere ir a la universidad?
¡Sigue soñando!
Las noticias de que Shen Mianmian había obtenido el primer lugar en tres materias se esparcieron por el pueblo, gracias a la gran boca de la Tía Gorda. Algunos incluso dudaban y cuestionaban a Shen Mianmian, a lo que ella admitía humildemente cada vez.
Realmente había obtenido el primer lugar en tres materias, pero no se jactaba de ello como lo hacía Zhou Siyu.
Al escuchar las noticias, Li Chunhua se alegró mucho. Volvió a casa alegremente y compartió las buenas noticias con Zhao Xianlai.
