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La familia prohibía a las niñas asistir a la escuela, pero Papá, desafiando las objeciones y golpes de Abuelo y Abuela, la burla fría y el sarcasmo de sus hermanos y hermanas, decidió resueltamente salir a trabajar y ganar dinero para su educación.
Papá no tenía idea de que el dinero que enviaba a casa cada mes estaba siendo dividido por los parientes y esa mujer.
Cuando tenía cinco años, Papá murió al caer en una obra de construcción. Los parientes y esa mujer lucharon ferozmente por el dinero de la compensación que había ganado con su vida, y a nadie le importó cuando ella se desmayó varias veces de tanto llorar.
Más tarde, esa mujer tomó una suma de dinero y huyó con otro hombre. Los parientes que habían tomado la mayor parte de la compensación afirmaban que la estaban manteniendo, pero en realidad, la enviaban a trabajar como criada en diferentes hogares cada tres meses.
No importaba la estación, se levantaba antes del amanecer, preparaba tres comidas al día por sí misma sin que se le permitiera comer, hacía todas las tareas del hogar, ayudaba en los trabajos agrícolas del campo y solo podía descansar alrededor de las dos o tres de la mañana. A veces, no podía descansar hasta terminar sus tareas y los golpes eran demasiado comunes.
No solo los aldeanos la maldecían como un gafe y una semilla salvaje no deseada, sino que también le escupían y le arrojaban piedras.
Varias veces, cuando estaba herida y con dolor, se escapaba a llorar a la tumba de Papá. No tenía ni seis años.
Abuela Zhang, al ver su lamentable estado, quería ayudarla, pero la Familia Yang era notoriamente irrazonable y prepotente en el pueblo. Nadie se atrevía a provocar a la Familia Yang, así que Abuela Zhang solo podía dejarle comida en secreto con frecuencia para evitar que se muriera de hambre.
A los quince años, después de escuchar los planes de los parientes para casarla con un viudo de más de cuarenta años a cambio de un precio de novia de mil yuanes, huyó en la noche y, aparte de reubicar las tumbas de Abuela Zhang y Papá, nunca volvió.
La tortura que soportó de niña y su negligencia como joven adulta llevaron al agotamiento de su esencia, y se consumió antes de los cuarenta. Nunca esperó terminar aquí.
Shen Qiulan de repente vio lágrimas en los ojos de su amada hija y se sintió abrumada por el dolor: "Jiujiu, ¿por qué lloras? Dime, ¿te duele la cabeza otra vez?"
Los demás también se reunieron rápidamente en el borde del kang (una especie de cama-estufa tradicional china).
—Estoy bien —Yang Mengchen levantó la vista hacia la multitud—. Jiujiu ha sido poco filial, causando preocupación al Abuelo y la Abuela, tíos y tías, Papá y Mamá, y a mis hermanos.
Los ojos de la Señora Yang Zhou se llenaron de lágrimas: "Tonta niña, mientras estés bien, nada más importa."
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—Jiu, Jiujiu, tú-tú-tú... —Yang Chengxuan, Yang Sanlang, de repente tartamudeó y señaló a Yang Mengchen.
Yang Chengbin exclamó sorprendido:
—Jiujiu, ¿realmente no estás...?
—¡Zamarrón Xiao Ba, cómo te atreves a hablar así de Jiujiu, te estás buscando una paliza! —La cabeza de Yang Chengbin fue abofeteada por su hermano mayor Yang Wulang, Yang Chengyu.
Yang Liulang, Yang Chenghong, cuando nadie miraba, le dio una patada fuerte a Xiao Ba. Una cosa era que Jiujiu fuera de lento entendimiento, pero que Xiao Ba lo dijera así, merecía ser castigado.
Al ver las miradas de advertencia y sombrías de los otros cinco hermanos, Yang Chengbin tembló:
—No dije nada malo, Jiujiu...
—¡Cállate! —Yang Erlang, Yang Chengning, gritó agudamente.
Los mayores no se preocupaban por los jóvenes y miraron directamente a Yang Mengchen. Al ver sus ojos claros y brillantes, libres de la habitual opacidad y falta de vida, y considerando que había dicho mucho más claramente que las pocas palabras que solía hablar, se preguntaron: ¿podría Jiujiu estar realmente bien?
—¿Recuerdan al sacerdote taoísta que pasó por nuestro pueblo hace unos años? —El Viejo Maestro Yang temblaba de emoción.
Yang Chaoyi reflexionó por un momento:
—Papá, ¿te refieres al viejo taoísta que le puso a Jiujiu el nombre de 'Mengchen'?
—¡Ese mismo! —El Viejo Maestro Yang asintió vigorosamente—. En aquel entonces, el taoísta dijo que Jiujiu era un poco lenta debido a un alma incompleta, y que una vez llegara la oportunidad, se volvería naturalmente más inteligente y habilidosa que cualquiera, afortunada y bendecida con una larga vida. ¡Ahora parece que la oportunidad mencionada por el taoísta ha llegado!
—¡Eso significa que Jiujiu está verdaderamente mejor!
—¡El cielo bendiga a la Familia Yang!
Al ver a los miembros de su familia llorando lágrimas de alegría, Yang Mengchen se sintió conmovida y aliviada.
De esta manera, ya no necesitaba encontrar la forma de hacer que su familia aceptara sus cambios, y el hecho de que el alma original tuviera el mismo nombre que ella parecía ser el destino.
En su vida anterior, fue tratada con dureza por sus parientes y los aldeanos eran indiferentes. Pero en esta vida, los mayores la adoraban, sus padres la amaban, sus hermanos la protegían y los vecinos eran armoniosos. En su última vida, su cuerpo estaba roto, pero ahora tenía la oportunidad de recuperarse. Era un regalo del cielo, uno que apreciaría.
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